En la invasión de hamburgueserías que experimenta Madrid, Kricky Pelton se presenta con la novedad de su cálido diseño interior, cedido a Plantea Estudio. La cultura americana queda a salvo: estética de diner sureño y unas smash burgers que, sólo faltaba, están ricas y jugosas.
La zona de Nuevos Ministerios tiene una variada oferta gastronómica. Sin salir de la misma calle de Modesto Lafuente, por ejemplo, se ubica el ya veterano Chifa. Alrededor del barrio todo parece a rebosar, pero siguen las aperturas.
Es aquí donde Jota de Navasqüés-Pelton, quien podría pasar por un personaje de The Bear pero es la voz del grupo electro-rock Mirrors Frequency, quiso meterse en esta aventura. Tampoco es que sea un novato: fue en su momento jefe de cocina de El Escondite donde solía hacer ya unas mini-hamburguesas que ahora suenan a presagio.
Imágenes superiores: Hamburguesas, alitas y el mismo Jota posando con su smash
Recuerdos de los sabores de la cocina de su madre: Kricky Pelton
Fue al llegar a España, ya que Jota es de Dallas y el recuerdo de estos sabores tan yankees le viene de su infancia. De los desayunos que le preparaban su abuela y su madre, la señora Kricky Pelton. En ellos debía abundar el pollo frito y los pancakes amontonados. Así que este burger bar tenía que retozar en dicha cocina estadounidense, salada y dulce, centrada además en las salsas caseras.
Imagen superior: Rincón solitario con sello de Plantea Estudio
Jota, de Joaquín, quiso que este homenaje no se quedara en la experiencia delivery y take away, por eso, optó por un envoltorio también especial. Se fijó en Plantea Estudio y el resultado, por lo fotogénico rozando lo pictórico, parece a medio camino entre un paisaje urbano fronterizo y un diner de desierto, entre Hopper y O’Keeffe etapa Nuevo México.
Imagen superior: Bodegón y finger chorreante de salsa
La grasa y el tufo a fritanga, como que no
Tampoco Kricky Pelton resalta igual lleno de gente que desnudo y en soledad, cuando se percibe mejor su imagen retrospectiva. Lisas maderas de castaño, vigas de hormigón y tuberías al aire, detalles industriales de acero y sillas de cuero, tonos arcillosos… La grasa y el tufo a fritanga, como que no.
El local se suele poner hasta arriba y hasta se ocupa parte de la barra central de chapa, una especie de slider bar a la americana. Mientras, los chicos del equipo, con sus monos color vino, se dividen la tarea de atender a la clientela, la plancha y la freidora.
Imagen superior: Alitas pinceladas y rincón del restaurante
Hamburguesa smash: la protagonista
Kricky Pelton se rinde a las hamburguesas smash, esa manera de aplastar sobre la plancha una pelota de carne pero que no deja de ser un intento de gourmetizar el fast food. Acuse personal: no me va el rollo zapatilla, prefiero el sabor de una hamburguesa vacuna mantequillosa y a punto de sangrar, pero las que aquí hacen están muy logradas. En especial la Uncle’s Jota, su pieza estrella. Se trata de 85 gramos de chicha alisada pero alegrada por la mezcla de beicon, cebolla caramelizada, cheddar fundido, ensalada, pepinillos y salsa de la casa.
Imágenes superiores: Fingers milanesa Dallas Cowboys y smash burgers en plato y en plancha
El resto son variantes simplificadas pero igual de manejables a una mano. La Smash Flash pasa por ser la clásica “slider” con queso, kétchup, mostaza y pepinillo agridulce. Lo que viene siendo una cheeseburger de toda la vida. La tenemos de 50, 100 y 150 gramos.
Imagen superior: Uncle’s Jota en primer plano, la estrella de la casa
Lo lógico es acompañar con una fuente de crujientes y condimentadas patatas fritas cortadas bastante finas. Y como el gochismo no es de conformarse, quedan los aros de cebolla rebozados en panko, los fingers milanesa y las alitas de pollo bien pinceladas. Cada cosa con sus salsas correspondientes, de miel y mostaza y de BBQ.
Tampoco hay sorpresa a los postres. Ya hemos anticipado la fijación casi obsesiva por los pancakes. A Jota le costó clavarlos pero ahí lo lleva, unas tortitas de campeonato, bien gordas y nada secas, con helado de nata o con Nutella.
Imagen superior: Grandma’s Pancake, tortita americana con helado de nata
Esto es de beber con cerveza, de barril o botella. Pero Kricky Pelton va de otra cosa y se apunta a la movida del vino natural o, como ellos remarcan, “vinos de mínima intervención”. Se basta con rotar unas seis referencias, seleccionadas por la distribuidora y tienda Cuvée 3000. Tipo Celler Credo, la copita de blanco que pedimos y que, como proyecto de vinos tranquilos de Recaredo y fiel a las uvas típicas del cava, podríamos definir casi como un cava “tranquilo” sin burbuja. De esto también puede ir una hamburguesería.
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Kricky Pelton
Calle Modesto Lafuente, 61, Madrid
Tel. 911 17 17 07
www.burgerskrickypelton.com
Ticket medio: 18 euros
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