La Open House Madrid celebra el 20 aniversario del grupo Arquid, que presenta el proyecto Ficus Gallery con varios artistas como el talentoso y enigmático Pablo Agma.
La Open House Madrid es el festival internacional de arquitectura que lleva años poniendo a disposición del público los proyectos más interesantes de jóvenes creativos y apasionados. Esta edición es muy especial ya que el grupo de arquitectos Arquid cumple veinte años. Para celebrarlo ha querido reunir a un curioso grupo de talentos en lo que han bautizado como la Ficus Gallery entre los que se encuentra el gallego Pablo Agma.
Pablo, una presencia esquiva pero intrigante dentro de la moda y el panorama artístico de la capital española, nos presenta una pieza tan curiosa como relflexiva. Su Muralla #001 se compone de vestigios de murallas medievales capturadas en cientos de fotogramas independientes que al proyectarlos en un loop de 24fps generan una ilusión de movimiento sin fin en donde el pasado se vuelve presente pero también futuro al dar una sensación e que los materiales proyectados se encuentran en un interminable estado metamórfico. Pablo nos desvela los misterios de su nueva obra que no solo sirve para deleitarnos la mirada, también para abrir pequeñas grietas en esos rincones ocultos que todos albergamos en nuestro interior.
¿Cómo has llegado a formar parte del veinte aniversario de la Ficus Gallery?
Pablo Agma: Ficus Gallery es un espacio creado por un grupo de arquitectos que se llama Arquid. Buscaban artistas para celebrar un evento, como parte de la Open House Madrid, en el que poner en diálogo la arquitectura con otras disciplinas artísticas y me invitaron a crear una pieza para la ocasión.
Cómo artista, ¿cuál ha sido tu relación con la Ficus Gallery a lo largo de todos estos años?
Pablo Agma: No la conocía hasta hace relativamente poco. Hasta que me contactaron, de hecho. El proceso ha sido una maravilla, han seguido la evolución del proyecto de manera constante y en todo momento me han aportado herramientas muy útiles. He sentido una confianza plena en mí y mi manera de trabajar. Estoy muy agradecido.
Pablo, háblame de esta nueva instalación. ¿Cómo la ideaste?
Pablo Agma: Muralla 001 es el germen de ‘Paredes, muros y murallas’, una serie de películas en 16mm que quiero hacer en torno a la idea de pared y con una morfología cinematográfica muy cercana al estructuralismo, trabajando con la unidad elemental del cine, el fotograma.
Capturo fragmentos pequeñitos de una muralla de Toledo en fotogramas independientes que, al proyectarse a alta velocidad, pasan fugazmente ante nuestros ojos, creando un movimiento que realmente no está ahí. Un resumen fácil de la peli sería describirla como una pared mutante, en constante cambio. Es como una masa de ladrillos, piedras y texturas terrosas que no para de moverse.
En cuanto a cómo la ideé…, había algo con las paredes rotas que me persigue desde hace años y que he trabajado en mi obra varias veces desde la universidad. Lo único que me pidió ARQUID fue que me fijase en los conceptos y valores con los que ellos trabajan y me llamó la atención que, con frecuencia, en sus reformas rescatan los materiales originales de esos espacios para crear nuevas arquitecturas con ellos. Es un enfoque que resonó mucho con mis inquietudes y rápidamente empecé a pensar en estas paredes rotas y abandonadas y en cómo el trabajo con el fotograma y esta ansia de percepción de movimiento que padece el ojo humano podía crear una pared cambiante, una pared / arquitectura nueva, pero desde el vestigio.
¿Por qué te has sentido atraído por las murallas medievales para construir esta nueva instalación?
Pablo Agma: A priori no me importaba mucho el hecho de que fuesen medievales. Me interesa lo que está roto y quería una pared rota y amplia que pudiese descomponer en miles de cachitos, y que esos cachitos, al acercarnos, se volviesen paisajes. Sabía que la textura de una muralla me daría resultados interesantes a nivel estético y formal. Más tarde, cuando empecé a imaginarme esta idea como una serie de películas, el hecho de comenzar en un lugar histórico y antiguo, una pared que hablase de un origen, cobró sentido. Ha sido un punto de partida que me ha parecido el coherente, y filmaré más paredes medievales, pero también otros tipos de paredes. Quiero ahondar en este tema. La pared separa y esconde, permanece inmóvil pero no es estática a lo largo del tiempo, casi como que cada pared cuenta una historia. Tiene un algo muy misterioso.
Una de las temáticas de esta instalación es el cambio continuo e inexorable. ¿Cómo has cambiado tu como artista con el paso de los años?
Pablo Agma: Tengo más claro el camino que quiero seguir. Siempre he sido un artista disperso, creo que por exceso de curiosidad. Ser curioso es muy positivo pero siendo artista corres el riesgo de no avanzar en nada por querer probarlo todo. Puede que ahora esté más direccionado. Sé que quiero seguir haciendo cine experimental en contacto con otras disciplinas artísticas y prestando especial atención a las posibilidades de lo analógico. Defiendo firmemente el cine como una forma de arte y me desagrada esa reducción del cine a la historia, al diálogo y al personaje, y su relación con el éxito y la industria. He desarrollado, digamos, una serie de valores y creencias como artista, así como líneas de trabajo.
¿Crees que en general el tiempo nos cambia para mejor o para peor?
Pablo Agma: Uf, qué difícil. Supongo que es relativo y que habrá de todo. Obviamente, prosperar va de la mano del paso del tiempo. Pero en lo que respecta a calidad humana y relacional, tengo la sensación de que hay una tendencia al egoísmo y al aislamiento, lo observo mucho en generaciones más adultas. Lo entiendo como una consecuencia del ritmo y condiciones de vida que se exige y me parece comprensible, pero es una lástima.
Tu muralla logra convertir lo antiguo en algo novedoso y metamórfico, como un pasado que se renueva. ¿Eres una persona nostálgica?
Pablo Agma: Pues fíjate que ahora mismo creo que no. Vivo mucho en el presente, desde el placer. Y desde el miedo vivo en el futuro. Estoy pensando que me queda mucha vida por delante y que se me hace difícil sentir nostalgia por cosas que no he vivido. Y ese miedo al futuro en parte es miedo a la vejez. Con toda seguridad me convertiré en un viejito nostálgico que echa de menos su juventud.
¿Qué misterios se encuentran escondidos en esta nueva muralla que has levantado?
Pablo Agma: Cuando escuchamos voces, pasos, golpes, al otro lado de las paredes nos preguntamos inevitablemente por su procedencia. Quise trabajar esta cuestión desde la dimensión sonora de la película, evocando los sonidos que pensé que podría contener la muralla que filmé, parte de las ruinas de un convento dominicano de Toledo. Son susurros apelmazados unos sobre otros que sugieren cierta sensación de rezo compulsivo. No se entiende lo que dicen, solo se da lugar a intuiciones, y es ahí donde reside la condición del misterio.
¿Por qué levantar una nueva muralla en vez de derribarla?
Pablo Agma: Yo he levantado una muralla mágica que desaparece al apagarse el proyector. Habría que derribar muchas murallas, en especial esas que separan con premeditación y alevosía y no simplemente resguardan.
¿Qué impresiones deseas generar en todo aquel que contemple tu nueva obra?
Pablo Agma: Me gustaría que resultase inmersiva, táctil y evocadora, que atrape al espectador. Que sea bella y poética, pero que también se perciba un trabajo de pensamiento y un interés en el medio fílmico, no solo como una herramienta de representación, sino como una estructura casi arquitectónica, donde la forma es tan importante como el contenido.
Si lográsemos abrir una brecha en la muralla que envuelve a Pablo Agma, ¿qué encontraríamos?
Pablo Agma: Azúcar, especias y cosas bonitas. Una supernena, jajaja. Yo en el fondo soy como un niño pequeño, con sus virtudes y defectos.