El Museo de Artes Decorativas de París rinde homenaje a la obra de Elsa Schiaparelli. La inspiración de esta diseñadora italiana se nutrió de su relación con los artistas de la vanguardia de los años veinte y treinta.
La exposición “Shoking! Los mundos surrealistas de Elsa Schiaparelli”, que se puede visitar hasta el 22 de enero de 2023, reúne más de 500 obras, entre ellas casi 300 trajes y accesorios de moda, junto a pinturas, esculturas, joyas, frascos de perfume, cerámicas, fotografías y carteles, firmados por algunos de los grandes talentos de la vanguardia parisina de los años veinte y treinta, con los que ella misma se relacionó: Man Ray, Dalí, Jean Cocteau, Meret Oppenheim, Elsa Triolet…
Esta gran retrospectiva también destaca el legado del estilo de Elsa Schiaparelli con siluetas interpretadas por famosos modistos que la homenajean. Daniel Roseberry, director artístico de Schiaparelli desde 2019, interpreta el legado de Elsa Schiaparelli en numerosos modelos de la muestra.
Elsa Schiaparelli fue una IT girl e influencer de su tiempo.
Criada en un entorno humanista y erudito, Elsa Schiaparelli (1890-1973) abrazó la moda sin negar nunca su profunda fascinación por el arte y los artistas, al tiempo que se convertía tanto en diseñadora como en una IT girl o influencer de su tiempo. Schiaparelli encarnó la visión de un París luminoso y vibrante, que siente curiosidad por todo y disfruta de todas las novedades. En veinticinco años, hizo de la moda un acto natural de vanguardia, un campo de juego para reinventar tanto la mujer como la feminidad, el encanto y el espíritu, en una obra que sigue siendo sorprendentemente actual.
Combinando enfoques temáticos y cronológicos, la exposición se organiza en dos niveles en torno a los momentos clave de la obra de Elsa Schiaparelli, enlazando las colecciones más destacadas de año en año, algunas de las cuales –junto con sus artistas cómplices– funcionan como fuentes sensibles de su creatividad. Estos temas artísticos recorren la exposición y marcan las etapas de la vida de la diseñadora.
La exposición de un plumazo.
La sala introductoria sumerge al visitante en un entorno dedicado a los dibujos de las colecciones de Schiaparelli. Aquí también se explora el despertar de la artista a la moda y la modernidad, así como el papel decisivo del modisto Paul Poiret, a quien conoció en 1922. Un verdadero mentor que le reveló su vocación de modista.
Rodeada como siempre estuvo de artistas clave del momento, Elsa Schiaparelli desarrolló su agudo sentido del detalle a través de modelos inspirados en gran medida en la estética surrealista. En sus piezas empleó motivos y materiales sorprendentes: plásticos transparentes, botones con forma de cangrejo, langostas, etc. También inspiró a Man Ray y se convirtió en su modelo: numerosas fotografías dan testimonio de esta fructífera complicidad.
La exposición continúa con las colecciones temáticas que Elsa Schiaparelli inició por su cuenta en torno a las fuentes de inspiración que amaba: la antigüedad italiana, la naturaleza y la música. El mítico tándem formado por Elsa Schiaparelli y Salvador Dalí, movido por un irreverente gusto por el escándalo y la provocación artística, se acentúa en una sala dedicada a ellos donde se exhibe el icónico “vestido de langosta”.
Boutique, perfumes y la firma Schiaparelli en la actualidad.
La segunda planta se abre a una reconstrucción de los salones de alta costura de Elsa Schiaparelli, situados entonces en el 21 de la plaza Vendôme de París, e inaugurados en 1935. Allí vistió a las mujeres más extravagantes del mundo y ganó fama internacional. La “cage aux parfums”, por su parte, revela el escenario de sus originales creaciones olfativas. Entre ellas el famoso perfume Shocking, que se convirtió en un éxito mundial, fruto del brillante sentido o instinto del marketing de la diseñadora.
También se hace hincapié en el complejo y lujoso arte del bordado. Elsa Schiaparelli recurrió a la casa Lesage para realizar bordados a medida, como hicieron distintas casas de moda desde 1924. La exposición termina con las siluetas contemporáneas de Daniel Roseberry, con un final espectacular que transmite con sensibilidad y fuerza la inspiración surrealista de su eminente fundadora.
Texto y fotos: Paco Neumann