“Mi Vacío y Yo” nace de la necesidad de retratar la vida de las personas trans en primera persona, no sólo haciéndolas partícipes en el proyecto, sino situándolas en el eje del proceso creativo.
Honestamente, el movimiento trans es al siglo XXI lo que todos los “ismos” fueron al XX. El movimiento trans es cubismo, dadaísmo y expresionismo. El movimiento trans es pura vanguardia y es pura necesidad. Entonamos un inmenso GRACIAS a Adrián Silvestre por regalarnos “Mi Vacío y yo”. ¡Entonamos un gracias a infinito Raphaëlle, a Filmin, al cine y a septiembre por tener algo interesante, al fin, qué hacer!
La icónica Diane Vreeland, que sin saberlo fue trans, habría encumbrado a la heroína de esta historia por el simple hecho de ser. Y escribía (Diane) una ultra-famosa columna que se titulaba Why don´t you? En la cual se dedicaba a dictar lo que debías y no debías hacer. Pues yo me apropio de su ser y te invito a ver este pedacito de peliculón. Y utilizo a Diane para introducirte a Raphï, una chica que como cualquier chica normal, transita por un universo que simplemente no te puedes perder.
Mi Vacío y yo viene precedida de éxito internacional. Ha bebido ya unas mieles bien merecidas. Por su delicadeza, por su entonación, por ser una peli valiente y por regalarnos una visión que alcanza (thank you universe) un mensaje profundo sin sobre explotar un mar de sentimentalismos, convencionalismos e “ismos” varios que la historia del cine, en general, ha utilizado y reutilizado al abordar el tema trans.
Por ello, debemos celebrar, que Raphï se nos presente obstinada, en conflicto, envuelta en unos looks que son pura fantasía. Porque la peli Mi Vacío y yo es preciosa de verdad. Por la ropa, su fotografía, por sus diálogos limpios y sus planos cargados de ironía y sensualidad. Entre sus logros, la Biznaga de Plata Premio Especial del Jurado en el festival de Málaga y dos menciones especiales en el Mix de Milano.
Y aunque adoramos a Adrián Silvestre, el mérito no es solo suyo. El guión lo firman también Carlos Marqués-Marcet y la propia Raphaëlle. Y es Raphaëlle Pérez la que pulula por Barcelona intentando entender quien es. La que nutre de verdad la historia, la que desafiando formas y formularios sostiene y tensiona la narrativa. Mi Vacío y yo pretende, según palabras del propio director, situar a las personas trans en el eje de los procesos creativos que cuentan sus historias. Pretende dotarlas, y aquí radica el quid de la cuestión, de verdadera significación.
Y es que la historia del cine no sólo ha delegado lo trans a espacios de sobra conocidos. A escenarios cargados de un miedo colectivo, compartido y exacerbado. Escenarios dónde el precio de la propia identidad pasaba por oscuros túneles de marginalización y/o parodia. Dónde la historia se presentaba tierna, se presentaba dócil. Donde las personas trans siempre tenían que victimizarse por el precio de ser oídas.
Y es por eso que necesitamos seguir aprendiendo, seguir escuchando y saber relegarnos. Y ceder los testigos. Y no sólo mirar al otro sino saber darle el micrófono, darle la cámara, darle el dinero. Y en esto Adrián ha estado chapó. Porque sus películas nacen de talleres en los que la actividad creativa es compartida y el concepto de autoría se difumina. Y compartir es subversivo, compartir cuestiona las narrativas, cuestiona lo normativo.
Por ello esta Mi Vacío y yo empieza a tejerse desde un punto de vista revolucionario. Y ya por eso se merece todo lo cosechado. Porque la historia parte de la memoria y homenajea la memoria. Porque sabemos muy bien que la memoria es un tema candente. Porque si dejamos que Raphaëlle nos cuente lo que recuerda, su discurso atraviesa la ficción y es poderoso. Y empodera. Y con eso ya nos debería valer.
Pero no queremos perdernos en un mar sin fin de filosofía. Aunque el tema da y mucho para ello. Queremos invitarte a ver una película que ni quiere adoctrinar pero tampoco sólo entretener. Una peli con un muy buen equilibrio. Y quizá sea este unos de los muchos méritos por los que ha sido un bombazo en su estreno internacional en el Festival de Rotterdam. Y es que nuestra querida Raphi se merece esto y mucho más.
Así que no esperes más y corre a ver, a celebrar Mi Vacío y yo. Se estrena este 9 de Septiembre. Y no dudamos ni un momento que va a ser puro éxito. Que van a morir de fama. Y aunque la prota quiera una vida normal, ser una chica más, lo siento Raphi, has nacido para triunfar.