ATLAS SOUND

“PARALLAX”, FRAGILIDAD A PRUEBA DE BOMBAS

Nadie es capaz de explicarlo y mucho menos de predecirlo. Sucede y ya está. De pronto una banda o un solista aparece y se convierte en una especie de icono de la modernidad, de símbolo de lo cool. Algo así pasa con Atlas Sound desde la aparición en 2009 de ‘Logos’, su primer disco, o más concretamente con Bradford James Cox, el músico que está detrás de este nombre y que también lidera Deerhunter. Una idea que ‘Parallax’ (4AD / Everlasting), su segundo trabajo, viene a reforzar. Puede que sea su aspecto frágil, la enfermedad rara que padece y que alarga su cuerpo, dotándole de una imagen entre tierna e inquietante. Es, no obstante, una etiqueta contra la que se revela. “Yo no soy un músico indie. No soy independiente, sino más bien, co-dependiente”. Una declaración que pretende centrar el foco sobre su sensibilidad, sobre las canciones que parecen hacer apología de su propia vulnerabilidad, en la línea de ‘Logos’ y de la serie de conciertos que dio en 2009 teloneando a The Pains of Being Pure At Heart, en los que atacaba su repertorio armado con una acústica y un taburete. “Modern Aquatic Nightsongs”, “Doldrums” o “Terra Incognita”, compuesta en Islandia,  marcan esta senda. Sin embargo, en “Parallax” también hay canciones más en la línea de Deerhunter, aunque de menor intensidad, como “The Shakes” o “Mona Lisa”, un tema con vocación de hit. E incluso para aventuras experimentales como “Flagstaff”. De cuando en cuando, el panorama es sacudido por alguien que desborda creatividad, tanta que apenas puede contenerse con dos bandas paralelas. Con un músico que nos permite disfrutarle en distintas ejecuciones, que funcionan como dos líneas paralelas muy próximas, pero que jamás se juntan. Personajes como Bradford James Cox que nos fascinan en el presente y de los que sabemos que dejarán su marca en el futuro.