Bernardo Tribolet, “emotional coach” de Swatch, presenta la nueva colaboración con The Peanuts. Nos da las claves de los famosos relojes suizos y del proceso creativo que hay tras ellos.
Si hay una firma de relojes reconocible por todos, esa es Swatch. Colores y atrevidos diseños caracterizan una marca que destaca por la innovación desde que naciese en los 80. Ahora hablamos con Bernardo Tribolet, la persona encargada de buscar las tendencias para las nuevas colecciones. Arquitecto de profesión y “emotional coach” de la marca suiza nos presenta también la divertida y recién estrenada colaboración con Snoopy & The Peanuts.
¿Cómo explicaría Bernardo Tribolet el proceso creativo de las colecciones de Swatch?
En Swatch el proceso creativo es algo muy orgánico. No hay nada forzado ni algo cerrado. Ahora mismo lo que hacemos es buscar las historias del futuro, una narrativa que tenga sentido y sobre todo que tenga algo que contar. También es importante la estética pero sobre todo que tenga algo nuevo que aportar, la innovación es lo que buscamos siempre en Swatch. A veces he sido yo el que ha visto algún artista particular en Instagram que me ha inspirado y ha terminado en colaboración. Sin embargo, las redes sociales y el Covid han enfriado un poco las relaciones personales. Prefiero hacerlo de otra forma. Me gusta viajar, conocer gente y tomar cosas de lo que veo y lo que me cuentan.
Eres “trendsetter y emotional coach” de la marca. Es decir, te dedicas a orientar y dirigir lo nuevo de Swatch. ¿Qué nos puedes adelantar de las próximas colecciones?
Creo que lo más claro que viene es limpiar el ruido. Volver a lo clásico y eliminar lo que molesta. Casi que diría que ahora mismo la gente, después de lo que hemos vivido, busca un poco de silencio. Definitivamente regresa el “design with purpose”, es decir, crear cosas que tienen un sentido y una función. Dejando esto a un lado, vuelven los colores alegres y la diversión a la industria del reloj y lo nuevo de Swatch.
Si no me equivoco, tienes formación y experiencia en otras áreas del diseño, ¿verdad?, ¿cómo afectan otras disciplinas artísticas a la industria relojera?
Yo soy arquitecto. Personalmente creo que en la vida no hay que seguir una única línea. La arquitectura me ha enriquecido mucho al igual que el lado creativo del diseño. Creo que la forma de obtener nuevas y buenas ideas es enriquecerse para llegar a otro nivel que te permita darle una vuelta diferente a los conceptos. Me parece muy interesante hablar también de los weirdos, grupos más nicho e incluso un poco incomprendidos, que tienen que verse representados en la sociedad. Es otra perspectiva que atender y que normalmente se evita cuando se diseña para lo mainstream.
En un mundo digital prácticamente dominado por la compra online… ¿Qué importancia le da Swatch a la compra en tienda y a los espacios físicos para ello?, ¿es algo importante para Bernardo Tribolet?
Creo que estamos en un momento en el que prácticamente todo el mundo compra y consume online. Mi madre incluso hoy en día lo hace, cosa que no me imaginaba jamás. Sin embargo, para Swatch, el proceso de compra es algo muy importante. Es una de las pocas marcas en las que puedes probarte directamente los relojes en la muñeca. Creo que el proceso de compra en tienda es la vía para consumir la experiencia en su totalidad. Nosotros nos centramos en comunicar de forma online para obtener un impacto digital pero animamos a la compra en físico.
El impacto medioambiental está a la orden del día y muchas marcas están asumiendo nuevas prácticas que respetan y cuidan el planeta. ¿Es Swatch una marca sostenible?
La línea que más respetamos nosotros, desde siempre, es la responsabilidad. Desde el inicio buscamos la calidad de un reloj suizo pero tratando de reducir al mínimo el impacto causado. El año pasado comenzamos con un nuevo material que llamamos biosource plastic, un óleo de ricino que hace de base de muchos de nuestros relojes. Tenemos también la biocerámica gracias a la combinación de materiales. Es innegable que el plástico ha sido muy importante en la industria relojera por sus características y cualidades pero también es importante innovar y mejorar.
También se están adoptando líneas genderless. Es curioso que vuestro catálogo de relojes diferencie entre hombres y mujeres cuando muchos de ellos no tienen características tradicionalmente asociadas con ninguno de los dos géneros, ¿no?
Depende un poco del mercado del que estemos hablando. Yo, personalmente, creo que es el futuro pero ahora mismo nos encontramos en mitad del proceso. No todo el mundo está preparado para ello todavía. Mi opinión es que el reloj es un accesorio más que nos ayuda a expresarnos con una personalidad y estilo propio. Cada mañana decido si me pongo uno u otro según mi estado de ánimo. Para mí lo único que clasifica los relojes de Swatch es lo que quieres proyectar con él.
¿Qué crees que ha aportado Swatch a la industria del reloj desde que nació en los 80?
Como industria, Swatch empezó solo con 51 piezas por reloj. Rápidamente introdujo colores y líneas atrevidas y se convirtió en un accesorio muy versátil perfecto para expresar todo tipo de emociones. Une calidad suiza y un diseño atrevido y diferente que es más asequible que otras marcas. Lo más importante es la innovación que ha llevado por bandera desde su comienzo.
Si hablamos de target… ¿cuál es el rango de edad más fuerte dentro de vuestro público?, ¿cómo evoluciona el paso de los años respecto a la opinión de Swatch?
Realmente nuestro target es muy amplio. Yo diría que el más fuerte es de los 23 a los 32 años. No es un reloj que únicamente da la hora. Un Swatch tiene una historia y unos sentimientos detrás y esto es algo que atrapa generación tras generación. Muchos pequeños crecen con uno y continúan comprándolo cuando crecen. Casi puedo decir que es algo que te acompaña toda la vida.
Muchas de las colaboraciones de Swatch son con artistas particulares, más que con marcas o empresas. ¿Qué es lo que tiene Bernardo Tribolet en cuenta a la hora de apostar por uno u otro?
Nuestra idea es siempre sacar el arte y el lado especial de las cosas para enseñarlo al mundo. Con colaboraciones conseguimos que todo el mundo pueda tener en su muñeca una de las pinturas de Van Gogh, por ejemplo. Hemos colaborado con otros museos como el Thyssen o el MoMa o con marcas como Tiffany & Co. Sin embargo, también colaboramos mucho con artistas particulares que tienen algo diferente que nos inspira. Para nosotros no es tan importante que sea una marca importante o que haya un nombre conocido detrás sino lo que puede ofrecer.
Sobre la colaboración con The Peanuts… ¿Las licencias de dibujos animados van dirigidas sobre todo a los más pequeños?
La idea de la colaboración con ‘The Peanuts” es el concepto de gang, de pandilla. Muchos personajes con personalidades diferentes que forman algo único y más potente cuando se unen. Respecto al target no creas que es tanto el público más joven. El público adulto siente mucha nostalgia y estos dibujos de 1950 celebran los recuerdos de generaciones más mayores. Este tipo de acciones tienen un efecto diverso dependiendo del público.