“El jugar a ser artista es buenísimo pero el vivir de ser artista es muy difícil” nos comenta Andrés Reisinger en esta entrevista. Charlamos con el artista digital argentino afincado en Barcelona de NFTs, de la creación de imágenes 3D o de su silla Hortensia que ha empezado a ser producida por la marca holandesa Moooi.
En el mundo de la política se habla mucho hoy en día de lo importante de la digitalización en los negocios tradicionales. Estamos en un momento en el parece que todo tiene que pasar por tener una conexión con lo digital para que funcione. Pero seguramente dentro de unos años quizá el camino sea justo al revés, es decir, que empresas que se hayan creado desde el principio totalmente digitales, esas que se llaman nativas digitales, necesiten fisicalizarse (me invento la palabra), es decir, convertir productos digitales en productos físicos. Esto es lo que le ha pasado a nuestro invitado. Una carrera que empieza en el diseño gráfico y el motion graphics, que continua con la generación de imágenes en 3d y que sigue con la creación objetos reales.
Imagen superior: Retrato de Andrés Reisinger. Foto: Dimitri Daniloff
Andrés Reisinger es un creador visual que juega a borrar esa línea que separa el diseño y el arte. Nació en Buenos Aires en 1990 y desde el año 2018 tiene su propio estudio en Barcelona. Un ejemplo de ese paso de lo digital a lo analógico en la carrera de Andrés Reisinger es su silla Hortensia, una butaca cubierta de 30.000 pétalos. En un principio se creó de forma virtual y en 2019 después del éxito que tuvo en Instagram, Andrés y la diseñadora Julia Esqué decidieron convertirla en una pieza real. Esa pieza casi única, que se expuso en la galería Pasaje Montoya en Barcelona, ahora ya se puede conseguir en cualquier parte del mundo ya que la empresa de mobiliario holandesa Moooi ha decido producirla y distribuirla internacionalmente.
Imagen superior: Quick Tiny Shows, comisionado por Chamber NYC. Producido por Reisinger Studio & Chaco
Estudiaste diseño gráfico en Buenos Aires ¿para qué te ha servido en tu carrera?
No sé si exactamente el diseño gráfico, pero creo que la forma de pensar como diseñador en general la he podido aplicar en muchísimas ocasiones en mi vida a la hora de tomar decisiones. Recursos de diseño tan básicos y a la vez útiles como las repeticiones, el ritmo, el complementario, lo compuesto… Con el diseño gráfico también aprendí muchas cosas técnicas sobre sobre el color, la tipografía o la forma.
Imagen superior: Complicated Sofa de la colección The Shipping
¿Cuándo empiezas a trabajar y cuál fue tu primer trabajo?
Desde pequeño siempre tuve un ordenador en casa, mis amigos lo utilizaban para jugar, pero a mi jugar me aburría, prefería utilizarlo para crear y así poder definir mis propias reglas o generar mis propios mundos. Esto me vino muy bien para manejar herramientas básicas de un ordenador, así que a los 17 años empecé a trabajar en una pequeña editora de libros ayudándoles a maquetar libros muy visuales. Luego entré en la universidad a estudiar diseño gráfico compatibilizándolo con el trabajo en estudios de diseño donde mi labor principal era el motion graphics. Trabajaba de 9 a 6 de la mañana e iba a la universidad de 7 a 11 de la noche. En ese momento descubrí que me gustaba más trabajar que estudiar ya que los retos profesionales eran más estimulantes y aprendía más. Fue una época enriquecedora pero también dura.
¿Cuándo decides venirte al España? ¿Cuántos sois en vuestro estudio de Barcelona?
Cuando estaba en la universidad me contactó Sergio del Puerto del estudio Serial Cut en Madrid, me decía que le gustaba mi trabajo y me invitaba a que me sumara a su equipo. No me lo pensé dos veces y me fui corriendo a Madrid. Esa marcha precipitada me hizo volver más tarde a Buenos Aires, para poder cerrar algunos asuntos pendientes. Seguí trabajando con Sergio de forma remota pero también con otros clientes directos en diferentes lugares de Europa. Más tarde fundé el estudio Six N Five con mi ex socio Ezequiel Pini, y poco a poco nos fuimos viniendo parte del equipo a Barcelona. En el año 2018 dejé Six N Five y fundé mi propio estudio: Reisinger Studio. Actualmente somos 5 personas los que estamos al pie del cañón todos los días, pero tenemos por supuesto un equipo más amplio de colaboradores externo, sobre todo para hacer las piezas físicas.
Imagen superior: Silla Hortensia producida por Moooi
¿Por qué el trabajo de Andrés Reisinger
está muy unido al mundo del diseño de interiores y al mundo del mobiliario?
Al tener muchos profesores en la universidad que eran arquitectos, los proyectos que nos encargaban estaban muy relacionados que con el espacio y la volumetría. Es algo en lo que he trabajado mucho y me interesa, pero no solo por un tema formal, sino también por su enfoque más sociológico. Te pongo un ejemplo, una silla significa mucho para cualquier persona, tiene códigos sociales muy importantes. Pones dos sillas diferentes enfrentadas y ya te están contando una historia. Yo veo más así el mobiliario que como objetos que tienen una función.
Imagen superior: The Kid Sofa
Aparte de la silla Hortensia ¿has creado más piezas físicas?
Sí, el pasado mes de febrero presenté una colección que se llamaba The Shipping y en ella había 10 piezas de mobiliario, 5 de ellas eran digitales y otras 5 eran piezas físicas. También había una pieza tapada donde el coleccionista decide que quiere que haga, una especie de carta blanca para crear una pieza física. La subasta se celebró en día 19 de febrero de 2021 en la plataforma www.niftygateway.com y las piezas se vendieron en menos de 10 minutos.
Imagen superior: Tangled Chair de la colección The Shipping
Entonces estás metido en el mundo de los NFTs ¿Cómo ves esto de los Tokens no fungibles?
Hace casi un año que estoy trabajando con NFTs, en los últimos meses se hizo muy viral. Algunos artistas se han vuelto locos pensando que se van a hacer millonarios y otros están muy en contra diciendo que “esto es una vergüenza con la gente que se muere en el mundo”. El negocio del arte se ha movido con subastas toda la vida. Ahora el sistema de NFT es una forma de democratizar el mundo del arte ya que es totalmente público y no hay ningún intermediario. Es una manera única de poder tener una relación directa con las personas que son parte de tu audiencia y que apoyan tu trabajo. En el arte tradicional hay muchos intermediarios y el artista, en muchas ocasiones, termina cobrando poco dinero. Muchas veces solo lo puede comprar el que tiene mucho dinero. Ahora la persona que compra un NFT tiene que pagar una mínima comisión, las plataformas suelen cobrar un 10%. Para el autor también hay otra ventaja y es que el sistema asegura tu autoridad sobre lo que vendes ya que se queda registrado en la cadena de bloques y esta es imposible de modificar. Queda registrado el tiempo, el lugar… y si hay una copia es fácil de identificar porque es la que se hizo después. Para la subasta de la colección The Shipping utilicé el sistema de NFT. En este caso las 10 obras se vendían en su totalidad no fragmentadas.
Imagen superior: Pieza para hacer a medida de la colección The Shipping
Silla Hortensia producida por la marca holandesa Moooi
El mes de abril salió a la venta la silla Hortensia bajo la producción de Moooi. Llevábamos bastante tiempo hablando y por fin se ha hecho realidad. Nos apetecía y creíamos que era justo hacer una versión mucho más asequible que las piezas limitadas. Ahora va a haber versiones de 2.000 y versiones de 5.000 euros mucho más barata que las versiones de galería. Es una pieza que ha evolucionado de lo digital a lo físico y también de la producción artesanal a la producción industrial. El tejido característico de la butaca se llama Petal y lo ha creado la diseñadora textil Julia Esqué.
¿Qué es lo que más tiempo te lleva hacer un trabajo 3d y qué software utilizáis?
Depende muchísimo del proyecto, puede ser que la idea aparezca muy pronto y que lo difícil sea el producirla digitalmente, otras veces puede ser justo lo contrario, has invertido un 80% en pensar la idea y luego la realización es un 20%. De software utilizamos mucho Cinema 4d y también Marvelous, Rinho, Maya o Redshift entre otros.
Imagen superior: Wedding Chair. 2019 por Reisinger Studio
¿Cómo Andrés Reisinger
la dualidad artista y diseñador?
En mi trabajo está siempre muy mezclado. Aunque a veces me puedan llegar comisiones muy estrictas, hago entender al cliente que no está trabajando con una máquina, que soy una persona que tiene muy mezclado lo que es el diseño y el arte, por eso a veces puede haber problemas en ese sentido. Si tienes muy claro lo que buscas y no puedo aportar algo muy mío, entonces mejor que vayas a buscar por otro lado.
¿Si Andrés Reisinger
volviera a nacer y pudiera elegir otra profesión qué elegiría?
Elegiría el mundo de las matemáticas por la creatividad que hay detrás
Imagen superior: Espacio para Tylko diseñado por Andrés Reisinger
Lo mejor de tu profesión se lo puede imaginar mucha gente, pero… ¿Qué es lo peor de tu trabajo?
Por un lado, me siento muy privilegiado y feliz con lo que hago, por otro lado, hay una parte oscura, es algo que creo que le pasa a todo artista, y es que lo que uno crea no siempre es bueno. Tu trabajo está muy vinculado a tus estados emocionales y tu contexto. Una mala noticia te puede matar varias semanas de creatividad. Todo el mundo espera algo de ti que sea mejor que lo que hiciste antes, y siempre va a haber gente que te citique y por supuesto los haters. Todo esto puede afectar a tus ingresos. Que una obra tuya se venda por un mayor o menor precio que la anterior puede ser terrible y pone en juego lo que has estado trabajando. El jugar a ser artista es buenísimo pero el vivir de ser artista es muy difícil.