Wild Honey publica su nuevo disco, Ruinas Futuras. Sunshine pop resiliente.
Hoy venimos a hablar de Wild Honey. Pero Wild Honey el proyecto musical del madrileño Guillermo Farré, no de The Wild Honey, el 16 disco de los Beach Boys… Hace ya cuatro años, Wild Honey publicó su último disco, Torres Blancas, en una industria musical, una escena nacional y un panorama completamente distinto a lo que estamos viviendo en este 2021. Durante esta pausa entre 2017 y 2021, el cantante, músico y compositor ha sido padre y se ha centrado en su faceta de productor. Ahora, vuelve a la carga para presentar su nuevo disco, Ruinas Futuras (Lovemonk), que saldrá publicado dentro de unos días. El madrileño de 41 años, empezó como Wild Honey allá por el año 2005 y durante estos 16 años, ha publicado diferentes discos: Epic Handshake (2009), Big Flash (2013) y Torres Blancas (2017). Y en esta nueva etapa de Ruinas Futuras, ha dado el salto a algo más sunshine pop, como él mismo lo define.
Vídeo En los Márgenes de lo que llamabas realidad de Wild Honey @thisiswildhoney
Entrevista con Guillermo Farré quien nos habla de su trayectoria y de su nueva música, siempre sunshine pop.
¿Por qué has decidido volver a la música tras cuatro años de parón?
No soy una persona especialmente prolífica, así que he tardado bastante tiempo en tener ideas que me motivaran para lanzarme a hacer un disco. Durante estos cuatro años no he parado de hacer música, pero me he centrado sobre todo en hacer bandas sonoras junto a Remate, que es también el co-productor de Ruinas Futuras. Hemos compuesto y grabado la banda sonora de dos documentales, 2001 destellos en la oscuridad y Peckinpah suite, en los que hemos intentado experimentar mucho con la instrumentación y las estructuras. Una de las cosas que más me motivaba a la hora de retomar el proyecto de Wild Honey era llevar todo ese aprendizaje al formato de canción pop clásica.
Wild Honey publicó Torres Blancas e 2017, ¿qué has hecho durante todo este tiempo?
Lo más importante que me ha pasado desde que publiqué Torres blancas en 2017 es que he sido padre dos veces. Compatibilizar mi trabajo de oficina con la crianza ya ha sido un desafío. Así que he tenido que aprovechar las noches para no tratar de perder el ritmo de seguir haciendo algo de música. Trabajar con un co-productor como Remate ha sido clave para forzarme a encontrar esos momentos y entre los dos dar forma a ideas que si no se hubieran quedado solo en las notas de voz de mi móvil.
Cuando dejaste la música, el mundo musical y en general eran muy distintos, ¿qué sientes al volver a una industria que ha cambiado radicalmente?
Sí que tengo sensación de que ha cambiado todo muchísimo en solo cuatro años. Cuando empecé con Wild Honey ya era un momento muy fuerte de cambio. En la mayoría de reseñas de mi primer disco se hablaba de que estuviera grabado en casa y autoeditado como algo novedoso y ahora eso es casi un estándar en la industria. El cambio gordo que veo ahora es que Spotify tiene un peso brutal a la hora de lanzar el disco y de medir el éxito (éxito en el sentido de que un sello pueda recuperar la inversión). Hace unos años desde Lovemonk me mandaban reseñas del disco en revistas, y ahora lo que me mandan son listas editoriales de Spotify en las que incluyen canciones mías. Parece otro planeta.
¿Qué te llama la atención de la escena musical de este 2021?
Creo que aún estamos aprendiendo a manejarnos entre la abundancia. Como oyente, no paro de escuchar música nueva pero noto que picoteo mucho más que antes. No es algo necesariamente negativo, ya que siempre acabo descubriendo algo que me vuelve loco y que escucho con la misma intensidad con la que escuchaba música antes del acceso infinito. Como músico, la realidad es que eres una gota de un océano. Un disco en el que puedes estar trabajando meses o años acaba siendo una imagen en miniatura en una plataforma de streaming que con suerte es relevante una semana. Nos tenemos que acostumbrar a la abundancia y a la velocidad de vértigo con la que va todo.
En mayo publicarás tu nuevo disco, Ruinas Futuras, ¿qué proceso has contado con él?
En un viaje en tren empecé a escuchar notas de voz que tenía acumuladas durante los años que habían nacido mis hijos. Eran fragmentos de canciones que no recordaba haber grabado y que se mezclaban con gritos y lloros de bebés. Así que, en lugar de partir de un folio en blanco, fue una especie de trabajo de arqueología, dando forma a esas notas de voz que eran como fotografías de rutinas familiares. Tras los meses en los que trabajé con Remate en la producción, el disco lo mezcló Ali Chant, un músico e ingeniero de Bristol que me encanta, los dos últimos discos de Aldous Harding los ha mezclado él y me parecen un prodigio en cuanto a sonido.
El primer adelanto de este disco ha sido En los márgenes que llamabas realidad y explicas que se te ocurrió de una videollamada en el 2019. ¿Sientes que la canción lanza el mismo mensaje y representa al Wild Honey de ahora mismo?
Cuando salió esta canción me escribió un amigo diciéndome que era la primera canción sobre la pandemia que le gustaba. Y le dije que seguramente era porque no tenía nada que ver con la pandemia, ya que la escribí en 2019 durante un viaje de trabajo tras hacer una videollamada con mi familia. Esa desorientación que te deja el contacto digital a medio camino entre la euforia y la tristeza y que sentí en ese momento, se ha convertido durante la pandemia en algo muy común ya que las videollamadas son ahora una de las maneras más habituales de comunicarnos.
Todo es bastante balada sci-fi pero, ¿qué etiqueta musical le pondrías a tu nueva etapa?
Me he sentido siempre cómodo con la etiqueta de sunshine pop, que es como se enmarcaba a la ola de pop psicodélico californiano que apareció en paralelo a los Beach Boys. Pero también me gusta hablar pop a secas, algo que relaciono más con las estructuras clásicas de las canciones que con algo muy definido ya que en ese saco puede entrar desde Elton John a Kraftwerk. Balada sci-fi me encanta como etiqueta ya que se acerca a la idea que teníamos Remate y yo para las canciones de Ruinas Futuras: ideas directas, pero con colchones instrumentales complejos que rozaran casi psicodélico. Hay muchos instrumentos reales (pianos, arpa, metales…) pero también muchos sintéticos (sintetizadores, mellotrones, drones…) y muchas veces suenan al mismo tiempo. Nos interesaba mucho que no fuera obvio reconocer qué es exactamente lo que estás escuchando.
¿Sientes que el nombre de Wild Honey te representa ahora mismo?
Cuando bauticé este proyecto como Wild Honey estaba completamente obsesionado con la etapa post-Pet Sounds de los Beach Boys y era sobre todo una declaración de intenciones estética. Dudo mucho que hoy escogiera el mismo nombre, sobre todo llevando ya varios años cantando solo en castellano, pero lo siento ya como una segunda piel y sigue siendo una manera de poner un marco a lo que hago.
¿En qué momento has compuesto el disco?
El disco lo he compuesto en dos momentos muy diferentes: de manera esporádica y caótica en los ratos que me dejaba el trabajo de oficina y la crianza de mis hijos; y luego a partir del verano de 2020 cuando se suma Remate al proyecto y me pongo a terminar letras, pelotear estructuras y todo tipo de ideas con él. La primera parte en medio de cambios personales brutales, y la segunda con el mundo patas arriba debido a la pandemia.
¿Con quién te gustaría colaborar?
Estas últimas semanas estoy escuchando mucho las bandas sonoras de Emile Mosseri que ha hecho para las películas Kajillionaire y Minari. Me recuerda mucho al Jon Brion de hace veinte años y me encantaría que alguien como él orquestase mis canciones en el futuro.
¿Qué música estás escuchando ahora mismo?
Quizás los dos discos contemporáneos que más me han impactado en los últimos años son Titanic Raising de Weyes Blood, y Melodrama de Lorde. Y desde que tenemos hijos también ha cambiado mucho la forma en la que escuchamos música en casa ya que acabamos poniendo más la música que también conecta con ellos. Cuando eran más pequeños el reggae y rocksteady de Trojan funcionaba genial como música tranquila y con ritmo. Y ahora coincidimos en cosas como Airbag o los grupos de la onda del sello Jeanne D’arc, les gusta muchísimo cosas como Daniel Daniel o Chavales.
Planes para 2021.
Me gustaría no dejar tanto tiempo entre disco y disco de Wild Honey y tratar de tener alguna canción nueva para finales de año. Y estoy trabajando en el disco nuevo de Remate, que vamos a producir juntos como hemos hecho con el disco de Wild Honey. Queremos que sean dos discos diferentes, pero que tengan algunos elementos en común, ya que los habremos producido juntos y durante una época muy específica de nuestras vidas. Y ojalá salgan oportunidades para tocar en directo en el mundo post pandemia. Es algo que he dejado de hacer con Wild Honey pero que con las canciones nuevas me apetecería retomar.