Ibon Goiko y Aitor Mendilibar son los responsables de dirigir Irten barrura (Salir hacia dentro). Un corto experimental donde juegan con el surrealismo, la ciencia-ficción y las road movies. Todo protagonizado por Iñaki Altolaguirre, cantante del grupo hardcore Naizroxa. Esto es lo que nos han contado los cineastas.
Irten barrura (Salir hacia dentro) supone un viaje hacia el género fantástico. Una road movie que me ha recordado por momentos a Matrix o Dark. ¿Era la idea?
Ibon: Hemos querido crear una experiencia estimulante para el espectador, corta pero intensa. Las referencias fueron variadas durante la preproducción, pero a mí personalmente me resultó difícil catalogar lo que habíamos creado tras el montaje.
Aitor: Independientemente de las referencias que hayamos tenido a la hora de crear la obra, la idea era crear una atmósfera que resultase apropiada para contar una historia, que a su vez, en el fondo, en mi opinión, tiene mucho de realidad.
El protagonista, Iñaki Altolaguirre, es en realidad un cantante de hardcore que, en vuestras palabras, os “mandó a la mierda” cuando le propusisteis participar. ¿Qué le hizo cambiar de idea?
Ibon: Iñaki, a.k.a. ‘Matxet’, es el cantante de la mejor banda de hardcore del mundo, Naizroxa. Soy admirador de su trabajo desde que empecé a escuchar música, en directo siempre ha sido una bestia fascinante. Cuando comenzamos a cocinar la idea me vino la presencia de Matxet a la cabeza y se lo propuse a Aitor. No le conocíamos personalmente, por lo que contactamos con él por Instagram. Nos citamos una fría tarde de invierno en una cafetería de su pueblo para tomar un café. Aquella tarde nuestra propuesta no le hizo demasiada gracia… (Risas).
Aitor: Así es. Yo no le conocía, pero cuando Ibon me mandó una foto de Matxet supe que era la persona adecuada para el papel. Tenía algo especial. Para la segunda reunión que tuvimos con él ya le convencimos, no le dejamos escapar (risas). Fue un placer trabajar con Matxet, y espero que no sea la última.
El corto se ha rodado de forma autogestionada. ¿Qué ha sido lo más difícil de conseguir?
Ibon: Encargarte tú mismo de la producción es complicado, ya que te quita mucho tiempo, te cansa y te saca de la parte creativa. En parte me da pena no haberme centrado más en lo importante.
Aitor: Desgasta mucho. Pero es verdad que también aprendes mucho. Quizás nos hubiésemos centrado más en lo creativo con un tercer socio que se encargara únicamente de la producción o colaborando con una productora. Será algo a tener en cuenta para el siguiente proyecto. De momento para mí lo más difícil está siendo el papeleo y todo el proceso burocrático una vez terminado el cortometraje.
El paisaje navarro tiene un gran protagonismo: Aibar, Lumbier, Sangüesa… ¿En base a qué se escogieron las localizaciones?
Aitor: Es un paraje diferente al nuestro y nos pareció muy interesante para el universo visual que queríamos crear.
Ibon: Los meses previos al rodaje recorrimos muchos kilómetros en busca de los lugares ideales que nos habíamos imaginado al crear el guion. Nosotros vivimos cerca de la costa y allí era difícil toparse con llanuras extensas de trigo, ermitas a las que pudieras llegar en coche o silos de cereal de la época de Franco.
La escena de la cabina telefónica en mitad de un prado es una de las más icónicas. Vino desde Madrid, ¿cómo fue aquello?
Ibon: Era una imagen que nos encantaba y nos volvimos locos para encontrar una cabina de esas características. La cabina viajó de noche en una furgoneta desde Madrid y el transportista apareció puntual en Lumbier, a las 8:00h am en el prado que le indicamos vía google maps.
Sois dos directores. ¿Cómo os habéis repartido las tareas?
Ibon: Como es costumbre en estos lares, él ha trabajado y yo he estado mirando… (Risas). Ahora en serio. Aitor además de la dirección se ha encargado de la fotografía. Se puede decir que lo hemos hecho todo juntos. En cuanto a la dirección creo que no ha habido reparto de tareas. Hemos consensuado todas las decisiones que hemos tomado. El reparto ha estado más en la parte de la producción.
Aitor: Durante una parte de la preproducción yo me encontraba en Nueva York, así que Ibon quizás se encargó más de las primeras visitas a las localizaciones y otros asuntos que hubo que hacer in situ. Mientras, yo quizás me ocupe más de otros trabajos como el personal de equipo técnico o la lista de material de cámara e iluminación, por ejemplo. Durante el rodaje, en el ámbito creativo Ibon se dedicó más a los actores mientras que yo me centré en la fotografía. Tuvimos la gran ayuda de productores amigos nuestros para los días de rodaje, que se ocuparon de las tareas de producción. La postproducción la hemos trabajado juntos. Creo que nos hemos compenetrado muy bien. Por mi parte ha sido un placer trabajar con Ibon.
Se ha estrenado en un año complicado: 2020. ¿Qué recorrido está teniendo?
Ibon: Sí, es un año complicado, pero tiene su cosa el estrenarlo en este año tan especial, por qué no. El recorrido ha comenzado en noviembre, con dos premios. Mejor dirección en la Semana del Cine Vasco de Lekeitio y el premio del público en el Festival de Cortometrajes de Rentería.
Aitor: La obra la presentamos en el Festival de Cortometrajes Asier Errasti de Eibar, que se celebró de manera presencial respetando las medidas. Vino bastante gente y fue una buena experiencia. El corto también fue seleccionado en el Festival Zinegin de Hazparne. Pero por motivos relacionados a la Covid-19 al final no se celebró.
¿Os veis llevándolo a formato largometraje algún día?
Ibon: El largo está ya rodado, pero queríamos sacar primero el corto para calentar el ambiente.
Aitor: Jajaja!
