LOS ESTADOUNIDENSES REGRESAN CON “C´MON”
Siempre que Low publica un nuevo álbum se me queda cara de San Juan de la Cruz. Es como si de una aparición mariana se tratase; te quedas embelesado. A lo largo de todos estos años, el trío de Duluth, cambios de bajista al margen, ha esculpido en su cielo estrellado una Vía Láctea particular por la que caminar de manera sobrenatural. Ahora que publican “C´mon” (Sub Pop, 2011), el noveno de su carrera, y después del complejo “Drums and Guns” (Sub Pop, 2007), vuelven al redil de la desolación más placentera. Su algodón no engaña, está ahí para reconfortarnos como nadie en el planeta rock lo ha hecho jamás. Low tiene una sensibilidad tan extraordinaria que en muchas ocasiones es imposible encontrar adjetivos que soporten tal cantidad (abrumadora) de belleza. “C´mon” es una nueva muestra de esa capacidad espiritual que poseen para adentrarse en los recovecos más ocultos de los que, hipnóticamente, acudimos a sus brazos. En esta nueva colección de diez canciones rozan la gloria eterna, de nuevo, con su sutileza y a través de su pasión ingrávida.
Para comenzar a levitar, nada mejor que hacerlo con esa bendición sonora que es “Try to Sleep”, sublime oda al insomnio –paradójicamente una nana-, y que abre el disco. Uno de los temas más redondos que jamás hayan escrito, con ese xilofón tan ensoñador, hacen de esta canción una cima indiscutible en su carrera. El matrimonio comienza a engrasarse, con la ayuda del ya perfectamente integrado Steve Garrington, y es entonces cuando toma las riendas Mimi Parker con “You see everything” (esa voz que es más que un don, es de otra galaxia). Siempre consiguen que cualquier melodía se emborrache de emoción, lo que en cualquier grupo denotaría vulgaridad con ellos se transforma en oro cegador. “Witches” es otra perla de gran intensidad que Alan Sparhawk endurece con el rasguido de su guitarra y al mismo tiempo carameliza con el banjo; pero es que además contiene la frase musical del mes: “All you guys out there tryin’ to act like Al Green”. Al terminar, todo cambia y aparece una de esas canciones que en las manos de esta pareja, se convierten en oraciones cargadas de misticismo y tono confesional. Entre slide-guitars y sobriedad “pascual”, la procesión de las almas perdidas está aquí, muerta y acabada: “And if you see my love/ Tell her I’m done” (puedes empezar a afilar la cuchilla). Una vez una persona me dijo: “No escuches a Low, es muerte”. No tenía ni idea, Low es vida, sin ella no existiría la mencionada y temida “suerte”.
En la mitad de este proceso doloroso, es donde sólo ellos son capaces de paralizar el alma de sus seguidores. “Especially Me”, se encarga de seleccionar a las víctimas e ir apoderándose, una a una, de ellas. Mimi Parker es la mejor voz femenina que ha dado el rock en los últimos 18 años, una vez más lo vuelve a demostrar. Momentos después, creo que a nadie se le había ocurrido ultimamente, ponen precio de saldo al amor y eso es lo que hacen en “$20″: “The dream is enough / The price is too much /But it’s nothing to us/ My love is for free”. Llegados a este punto comienzan a aparecer las nubes. Amenaza tormenta, y de repente… el relámpago que empuja al trueno: “Majesty/Magic”. Ensordecedora. Deja sin aliento, parece que te falta el aire; pero lo vuelven a hacer, una brisa cálida y sureña nos trae una hermosa ave que nos brinda el confort y la paz que, justo ahora, necesitamos, “Nightingale”. ¡Por favor, todos en pie!. Noqueados y ahora recuperados, estamos listos para afrontar, con la mejor de nuestras sonrisas, una parte final que promete ser inolvidable. El espíritu de Jimi Hendrix se manifiesta para inyectarnos la adrenalina necesaria en esta increíble y descarnada canción de algo más de ocho minutos: “Nothing but Heart”. En este preciso instante, si tu corazón no ha elevado el ritmo de su bombeo hasta casi alcanzar el colapso, sería conveniente que acudieses a hacerte un chequeo porque creo que tienes un problema serio. “I´m nothing but heart” repiten una y otra vez -una auténtica salvajada-. No somos nada más que corazón, nada más. El cariño está ganado. Totalmente. Low es más que una banda, es una familia llena de harmonía, o al menos esa es una de las imágenes que quieren proyectar. Por eso, con sus hijos pequeños haciendo los coros, y para despedirse, nos regalan la mejor de sus sonrisas, esa preciosidad llamada: “Something´s Turning Over”. Una canción infantil que debería ser de obligatoria escucha en todas las aulas del mundo. Estamos ante un candidato poderoso a disco del año. Una obra que será recordada y que forma parte ya de nuestras vidas musicales. Para todos los que no creemos en “casi” nada, digo “casi” porque personalmente creo en el trío de Minnesota, nuestra fe sale reforzada y renovada en esa religión llamada “Low”.