Banksy, the street is a canvas se inauguró el pasado diciembre en el Círculo de Bellas Artes. En este mes ha sido un éxito de asistencia. Pero el hecho de que sea una exposición no autorizada por el artista ha puesto el grito en el cielo de muchos de sus seguidores.
El pasado 3 de diciembre abría sus puertas Banksy, the street is a canvas (Banksy, la calle es un lienzo). Lo hacía en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. A lo largo de sus dos primeras plantas podemos sumergirnos en la singular trayectoria del artista británico hasta el próximo mes de mayo.
Más de 70 obras en total, con 48 serigrafías y 18 obras únicas. Óleo o acrílico sobre lienzo, spray sobre lienzo, serigrafías de edición limitada, esténciles sobre metal u hormigón. También esculturas, instalaciones, vídeos y fotografías. Una experiencia multimedia que recorre el universo de Banksy a través de paneles temáticos. No faltan ni su icónica niña del globo ni sus versiones de Pulp Fiction.
El éxito
Banksy, the street is a canvas es una coproducción del Circulo de Bellas Artes de Madrid, IQ Art Management y Sold Out. Responsables también de la exitosa muestra Banksy, genius or vandal? visitada por más de 600.000 personas en Moscú, San Petersburgo y Madrid.
La nueva exposición tampoco está funcionando nada mal, a pesar de las limitaciones impuestas por la actual crisis sanitaria. Así nos lo confirma Valerio Rocco, director del CBA: “Se han vendido aproximadamente 30.000 entradas. Esto significa que en tan solo un mes –a pesar de la situación de pandemia– se ha duplicado la asistencia a cualquiera de las exposiciones (Carlos Saura, August Sander, Miguel Trillo, fotografía japonesa, etc.) programadas durante los años 2019 o 2020, y cuya duración normalmente es de un trimestre”.
Y es que Banksy vende, para bien y para mal. Es uno de los artistas que más ha calado entre las nuevas generaciones, tal y como explica Rocco. “En el caso de la exposición de Banksy hemos podido comprobar que se trata en su mayoría de un público joven que, en muchas ocasiones, acude por primera vez a nuestra institución. En una época tan complicada, en la que la actividad y los ingresos del Círculo –entidad privada sin ánimo de lucro, que sólo recibe un 7% de financiación pública– se han visto fuertemente mermados, creemos que una afluencia tan considerable a nuestro edificio constituye una buena noticia”, sostiene.
La polémica
Pero tal y como se advierte desde el propio cartel, se trata de una exposición no autorizada por Banksy. Las piezas que vemos provienen de colecciones privadas internacionales. Coleccionistas que han conseguido obras originales, en muchos de los casos comprándoselas al artista directamente (que certifica su autenticidad con sus famosos billetes de Lady Di: le da la mitad al comprador, y él se queda la otra).
El hecho de que, a partir de estas piezas, se saquen beneficios económicos (no solo de la venta de entradas de la exposición, también de la venta de merchandising) sin el permiso del artista de Bristol ha generado controversia. Una de las voces más críticas ha sido la de Esther Fernández Castelo, historiadora especializada en Teoría del Arte en la Universidad Complutense de Madrid bajo la tutela del famoso y desaparecido catedrático Francisco Calvo Serraller. Durante la rueda de prensa de presentación calificó la exposición de “moralmente vergonzosa”. “Si alguien respeta la obra de Banksy, que done los 15 euros de la entrada al banco de alimentos más cercano”, comentó.
¿Contradictorio?
No obstante, para Valerio Rocco no resulta contradictorio que cualquier seguidor de Banksy vaya a ver la exposición del CBA: “En absoluto. Creo que acudir a la exposición permitirá al público interesado en la obra de Banksy comprobar que su mensaje es mucho más complejo –y menos unilateral– de lo que pueda creerse en ocasiones. De hecho, este mismo mensaje no está exento de contradicciones y matices, lo que vuelve muy fecunda cualquier aproximación teórica a esta obra (pero también, más en general, al concepto de arte urbano, a la función del mercado del arte y a la noción misma de autoría en el contexto contemporáneo)”.
Y va más allá: “Lo que se pretende transmitir al visitante es que Banksy, principalmente conocido como artista callejero y como activista, también produce (y comercializa) obra en estudio y en diferentes soportes. Esta segunda faceta de su obra es la que fundamentalmente puede verse en esta exposición no autorizada –como prácticamente todas las de este autor, que pueden verse en todo el mundo– y que recoge los fondos de diferentes coleccionistas privados. Esta complejidad de la obra de Banksy, a menudo cargada de cierta auto ironía, es la que se intenta poner de manifiesto en la muestra, así como en los debates que hemos organizado al respecto en el Círculo de Bellas Artes”.