EL DISCURSO DEL REY

LOS MISTERIOS DE HOLLYWOOD

Lo siento, me resulta imposible hablar de esta película sin tener en cuenta el bochornoso e inexplicable espectáculo que la academia de cine norteamericana nos ha brindado al convertir una mediocre película como ésta, en la más laureada de la noche frente a dos obras maestras del calibre de La Red Social, y sobre todo Cisne Negro. La Academia, que siempre ha tenido que incluir en sus hasta este año cinco nominadas a mejor película, títulos de cine europeo e independiente para paliar su sequía creativa, opta por pasar por alto dos cintas rompedoras, innovadoras, de las que uno nunca olvida haber visto y que hacen discurrir el desarrollo del arte cinematográfico hacia delante, hacia un sitio intrigante y misterioso, interesante y mágico, y por extraño que parezca dada la cosecha de los últimos tiempos, cine hecho en Hollywood.

EL DISCURSO DEL REY

Dicho esto, El discurso del Rey es una buena película, llena de buenas interpretaciones y como se suele decir, “académicamente perfecta”. Pero también es asquerosamente convencional, sin alma, hueca y olvidadiza. Tiene una fotografía espeluznantemente fea y una realización extrañamente feísta e impropia de los estereotipos del género, (aunque esto último es quizá positivo). Lo mejor, Helena Bonham Carter, ese animal escénico vibrante cautivador y genial. Jeffrey Rush a la altura de su talento, y un Colin Firth un pelín forzado para mi gusto. Aunque un actor de su calibre nunca es responsable de una dirección de actores poco afinada. El director Tom Hopper, ha construido la tartamudez de Firth desde los ataques de hipo y no desde el titubeo propio de los tartamudos. Yo habría oscarizado a Colin por su mágica interpretación en A Single Man, pero no en este telefilm elevado a obra de arte.