Carmen fue la encargada de poner voz al mensaje en castellano que se lanzó al espacio en la sonda Voyager en 1977. Cuarenta años después, el Alzheimer está destruyendo su memoria. Este es el curioso argumento del cortometraje ECO, que aborda esta enfermedad a medio camino entre el drama y el cine fantástico. Hablamos con su director, Aitor de Miguel.
ECO supone una forma bastante original de hablar sobre la enfermedad de Alzheimer. ¿Se basa en alguna persona que conozcas?
ECO surge de una idea maravillosa de Javier Trigales, guionista gallego afincado en la Coruña. En cuanto me la transmite decidimos que este guion vale la pena ser rodado. No se basa en ninguna persona conocida, al menos directamente, aunque lógicamente la enfermedad del Alzheimer está muy extendida. Esa fue una de las razones por las que queríamos contar esta historia, porque está de plena actualidad pese a comenzar con un mensaje grabado en la Voyager hace 43 años. El Alzheimer destruye la memoria de quién lo padece, pero el mensaje que la humanidad grabó al espacio seguirá ahí para siempre. Es una idea estupenda y original.
La elegida para ser la protagonista es Alicia Sánchez, ¿lo tenías claro desde el principio?
No, no fue la primera opción, pero en cuanto dimos con ella, supimos que no había otra, que el personaje era suyo. Tiene una mirada tierna y áspera a la vez, frágil y fuerte a la vez. Era ideal y, lo que también es importante, tiene mucha experiencia, lleva toda la vida detrás de las cámaras y dirigiendo teatro. Durante un momento del rodaje, en el combo, casi me echo a llorar, porque no había que decirle nada, gritabas acción y simplemente bordaba lo que le habías pedido. Eso te da mucha tranquilidad, ya sabes que va a funcionar, que transmite. Es una gran actriz, la protagonista y la historia se sustenta en ella, viaja con ella y el resto de los personajes se derivan de ella. No fue un rodaje fácil, pero el resultado queda para siempre.
ECO: cómo se hizo
Se ha rodado con un equipo de ochenta personas. ¿Habías dirigido anteriormente con un equipo tan grande?
No. Y fue arduo, por no decir muy complicado en algunos momentos. Fue un rodaje complejo, ambicioso, en el que cada plano había que cuidarlo mucho, y eso ralentiza los tiempos. Se cayeron planos a los que teníamos mucho cariño, pero surgieron otros que nos aportaron mucho también. Al final, lo importante es que el equipo esté motivado y cada uno aporte lo mejor de sí mismo, sean diez o cincuenta en set. La motivación y la comunicación es lo más importante, como director es lo que más tienes que cuidar o el rodaje se te viene abajo.
Después, la postproducción se alargó durante siete meses… Hay efectos visuales, una corrección de color muy cuidada, y especialmente un diseño sonoro que es una joya, todo el mundo que lo ha visto lo ha comentado. Pero se necesita un gran equipo para hacerlo, y tiempo. No sale solo, cada uno aporta y todos suman. Al final ha sido duro pero muy gratificante.
Vemos varios exteriores en el corto, ¿a dónde corresponden?
Se ha rodado íntegramente en la Comunidad de Madrid. La localización principal se encuentra en Canencia, en el valle de Lozoya, a 75 km de Madrid. Es una casa rural muy cuidada, nos llevó cuatro meses encontrarla. Aprovechamos el interior y los exteriores… La segunda localización se encuentra en el barrio de Moratalaz, en Madrid capital. También hay planos en Rivas Vaciamadrid y en Navacerrada.
Lleva tiempo exhibiéndose en festivales, ¿contento con la acogida?
Sí, y acabamos de empezar. Acaban de seleccionarnos en USA, en el Nevermore Film Festival, en Carolina del Norte, es estreno oficial allí, y hemos competido en Montevideo Fantástico (Uruguay), en Cortopilar (Pilar de la Horadada), donde nos llevamos el Pilar de Plata a Actriz y Guion, y en Reyes Abades (Madrid), en Cartagena, en Tenerife… La temporada fuerte empieza ahora, de febrero a agosto. Estamos expectantes.
ECO: Aitor de Miguel y su productora
Tus primeros cortos los sacaste adelante con tu propia productora, Cámara Lúcida Producciones. ¿Sigue siendo así?
Sí, Cámara Lúcida siempre está presente, es mi productora y sello personal. Todas mis películas las he hecho con ella, este es mi octavo cortometraje. Pero en esta ocasión ha sido clave la coproducción de Eye Slice Pictures, una productora con mucha experiencia en el sector. Ha aportado un plus de calidad que se necesitaba en un guion tan ambicioso. Colaborar con ellos ha sido un acierto y eso se refleja en la película. Esa es la lección que uno aprende, eres mejor director cuanto mejores son los demás miembros del equipo. Aunque a veces la comunicación se torna complicada en un equipo tan grande, vale la pena.
ECO supone tu octavo cortometraje. ¿Estás pensando ya en el largo?
Sí, como cortometrajista siempre lo tienes en cuenta, pero no tengo ninguna prisa. Considero al cortometraje un tesoro patrio, un género maravilloso en el que tienes total libertad. Eso raramente ocurre en el largo, donde hay más presupuesto y más compromisos de contentar a unos y otros… El cortometraje español se nutre cada año de treinta o cuarenta trabajos que están entre los mejores del mundo y se hacen con total libertad. Y eso es para estar orgullosos. Cuando llegue el largo, que venga, estaremos preparados.