Dasha Tsapenko (1992, Ucrania) es arquitecta y diseñadora social con base en Holanda. Tsapenko explora la vida domestica privada y su infraestructura en el marco de relaciones NO monógamas. En arquitectura, la vida comunitaria está siempre presente, pero a menudo se olvida la convivencia, por eso observa las tipologías bajo el prisma de las relaciones cambiantes y desarrolla una alternativa modular, ajustable al número de involucrados en una relación. En tiempos de digitalización y movilidad global, su idea es diseñar, usando variedad de medios y a través de la experiencia corporal, soluciones para relaciones y familias alternativas en el mundo contemporáneo de múltiples posibilidades y libertades extremas.
María Muñoz: Provienes de un país con una cultura no occidental. Ahora vives en los Países Bajos, primeros en legalizar el matrimonio homosexual. Un lugar —especialmente Amsterdam— que se asemeja a un “laboratorio social”, donde se experimenta con la aceptación social de muchas cuestiones tabú como el sexo, las drogas, etc. ¿Cómo sientes tú el cambio?
Dasha Tsapenko: Ucrania ahora se encuentra en fase de contradicción con respecto a muchas cuestiones, es sin duda un lugar interesante para explorar. Como ciudadanos de un país post-soviético, con un ex régimen político rígido, la noción de “norma” y la opinión de los demás fue crucial durante años. La generación de mis padres desarrolló una robusta actitud de “protesta-resistencia” que traspasaron a las próximas generaciones. Por eso la juventud, principalmente en las grandes ciudades, es muy abierta y tiende a la experimentación. Por otro lado, Ucrania es un país muy religioso, sobre todo en comparación con los Países Bajos, y como todo país religioso, se toma muy en serio, a veces inconscientemente, las normas de la iglesia cristiana.
María Muñoz: Antes de hablar de tus trabajos y su contexto, pensando en las condiciones de vivienda en el tercer mundo —no me gusta esta expresión, pero me gusta aún menos “países subdesarrollados”—, donde la prioridad es tener un espacio para vivir, luego acomodarlo a las necesidades de cada uno, y luego, si eso, el interiorismo … ¿Qué piensas al respecto?
Dasha Tsapenko: Pues volviendo a Ucrania, el conseguir un espacio propio es fundamental, no solo allí sino en todos los países post-soviéticos. En un momento apareció el fenómeno del “apartamento comunal” debido a la crisis de la vivienda. Las familias solían ocupar —algunas todavía lo hacen— solo una habitación del apartamento. Los baños, cocina y pasillos se compartían, generando un compromiso entre todos por la falta de espacio. La situación cambió en los 60, cuando los bloques de viviendas baratas comenzaron a erigirse masivamente. Por lo tanto, creo que la idea de obtener lo que está disponible y/o es posible y luego adaptar el espacio a las necesidades de cada uno es muy común en los ucranianos, por lo tanto también en mí.
María Muñoz: Siguiendo con el choque cultural, en relación a la familia y la vivienda, ¿hay muchas diferencias entre tu país y los Países Bajos?
Dasha Tsapenko: Si, la noción de familia es diferente. En Holanda los miembros de la familia son como socios de una empresa con igualdad de derechos y oportunidades. En Ucrania todavía es bastante común el modelo patriarcal. En cuanto a la vivienda, los modelos también son diferentes, el objetivo de una típica familia ucraniana recién creada es tener una vivienda propia. En los Países Bajos, al menos entre mis compañeros, hay muchas conversaciones, ideas y casos sobre nuevas formas de compartir, no solo las instalaciones, sino también las responsabilidades domésticas.
María Muñoz: Parece muy buena idea, o sea que al final los países ex comunistas son menos comunales… En España, por lo que veo el modelo es muy parecido a Ucrania. ¿Crees que el mundo está diseñado en torno a la idea de pareja?
Dasha Tsapenko: Al terminar mis estudios, comencé una relación con mis compañeros Chris Cooper y Timothy Liu, formando un trío. Antes de eso eramos amigos con puntos de vista existenciales bastante opuestos. Pero definitivamente ¡sí!, al ser tres diseñadores, estábamos muy preocupados por el hecho de que todas las esferas físicas, el sector de servicios, y ni te digo de los medios de comunicación, giran en torno a la idea de pareja y de familia nuclear. Por eso comenzamos “His, His & Hers”, éramos Mr., Mr. & Miss Cooper-Liu-Tsapenko.
María Muñoz: “His, His & Hers” tiene que ver con el poliamor ¿Explicanos qué entiendes tú por poliamor? He oído versiones muy diferentes y sobre todo reduccionistas, básicamente dirigidas al sexo.
Dasha Tsapenko: Para nosotros, el poliamor es ante todo autoconciencia y transparencia. Significa ser honesto con tu interior y exterior y con las personas que te rodean. Significa la aceptación de tu temperamento romántico y sexual y la búsqueda constante del modo de lidiar con él, tratando a la vez de mantenerte integra y amable contigo misma y con las personas que te interesan, te gustan, te desean y te aman.
María Muñoz: Así que con esta situación comenzaste a investigar cómo los espacios domésticos se adaptan a un estilo de vida poliamoroso, cuéntanos más.
Dasha Tsapenko: La idea surgió espontáneamente. El 14 de febrero quisimos tener una cena romántica para tres en un restaurante como todos los enamorados. Tras varios intentos fallidos terminamos comiendo en el café de IKEA. Allí, en el entorno “feliz” para familias “normales”, comenzamos a cuestionar si ese ámbito podría cambiar algún día y de ser así, cómo. Así que decidimos probarlo en nosotros mismos.
María Muñoz: Entonces la relación se desarrolló a través del proyecto, ¿es solo un proyecto artístico?, ¿un experimento?
Dasha Tsapenko: Fue ambas cosas, todo lo definimos de mutuo acuerdo, actualmente preferimos llamarlo caso de estudio. La relación comenzó a partir de impulsos personales y estaba implícito el diseño, al fin y al cabo, los tres somos diseñadores con ideas de cambiar las cosas. De hecho, muchas de las preguntas que surgían/surgen con respecto al diseño, vienen de los problemas de convivencia que aparecieron durante nuestra relación de tres.
María Muñoz: ¿Ya no estáis juntos?
Dasha Tsapenko: No, ahora vivimos en sitios diferentes, pero seguimos trabajando en nuestro proyecto sobre cohabitación y también como parte de ello, estamos preparando una boda para tres.
María Muñoz: Mucha gente no presta atención al espacio donde vive, para vosotros como diseñadores es crucial, pero ¿cómo de importante es la idea de confort y sentir “un hogar” para el desarrollo de una persona?
Dasha Tsapenko: Es muy importante, especialmente ahora con las llamadas tecnologías “frías”: muchos de nuestros sentidos no se activan debido a que se limitan a la interacción con los dispositivos electrónicos. En la actualidad tenemos la sensación de un “hogar digital”, que siempre llevamos con nosotros. El “hogar físico o material” podría servir para compensar y restablecer el equilibrio.
María Muñoz: Hablando de tecnología, en relación a la digitalización global, ¿crees que el amor y las relaciones también las diseñan los poderes fácticos, es decir, empresas y capital —me refiero a Tinder, etc—?
Dasha Tsapenko: Sí, totalmente. Acabo de leer el libro de la socióloga Eva Illouz, “Intimidades frías: la creación del capitalismo emocional”. Ella usa el término capitalismo emocional para referirse al proceso dual entre las relaciones económicas y emocionales y cómo se transforman entre sí. Illouz afirma que las relaciones económicas se han vuelto profundamente emocionales, mientras que las relaciones íntimas se definen cada vez más por modelos —tanto económicos como políticos— de negociación y de intercambio (i.e. las apps).
María Muñoz: Hablas de “la falta del tercer extremo en un espagueti”, refiriéndote a bancos que ofrecen cuentas para parejas, o vacaciones para dos, habitación doble de hotel, asientos en el tren, beneficios fiscales, soportes para cepillos de dientes, etc. ¿Tu lucha es contra la estandarización del estereotipo “amor”?
Dasha Tsapenko: La idea viene de los dibujos animados “La Dama y El Vagabundo”: dos perros comen un espagueti por los extremos hasta que llegan al centro y se besan. Pensamos que esta imagen era muy poderosa, tanto que también inspiró el título de nuestra primera exposición en 2018 durante la Semana del Diseño Holandés. Para la expo jaqueamos muebles básicos de IKEA con el fin de crear un entorno de vida “muy” visible para tríos. El objetivo era mostrar la estandarización del entorno doméstico físico. En las siguientes etapas planeamos abordar los problemas del sector de servicios en el mismo ámbito,por eso la boda.
María Muñoz: Poliginia, poliandria, tríadas, anarquía relacional, quads, poli fidelidad, solo polio, todo este tipo de relaciones han existido antes, ¿por qué el “ahora” tanta nomenclatura y tanta atención/visibilidad?
Dasha Tsapenko: Por supuesto, todo ha existido siempre. Pero nos ha tocado vivir en un mundo extremadamente mediado sin precedentes, donde la representación juega un papel crucial. La representación moldea la forma en que percibimos la realidad y construimos nuestros conceptos de “norma”. Teniendo esto en cuenta, y con el objetivo de cuestionar y
expandir la noción de normalidad, todas las constelaciones de relaciones, que estuvieron —hasta cierto punto todavía están— “tras la cortina”, deben ser incluidas. Afortunadamente, es lo que sucede ahora.
María Muñoz: ¿Qué pasará cuando se diseñen, normalizen? ¿No es fundamental que estén en los márgenes de un sistema que todo lo devora y lo capitaliza?
Dasha Tsapenko: La parte interesante del concepto de poliamor es que tiene tantos escenarios y combinaciones posibles que resulta prácticamente inviable ponerlos a todos bajo un mismo estándar o si quieres, diseñarlos. No se trata de ser o no una excepción, sino de crear una sociedad con libertad de aceptar y valorar cualquier tipo de escenario romántico siempre que sea honesto y no dañe. No se trata de lo que es “correcto o incorrecto”: la elección de un patrón de vida romántico es muy personal y no debe depender de las tendencias sino de las necesidades personales, y la sociedad tiene que respetarlas.
María Muñoz: Así siguiendo ese camino, en el nuevo proyecto “LOVARATORY” exploras relaciones múltiples y constelaciones familiares alternativas. ¿Puedes explicarlo?
Dasha Tsapenko: LOVARATORY es un laboratorio espacial para la exploración no solo de relaciones románticas múltiples, sino también especulativas: combinaciones entre humanos y no humanos. Es un experimento de prueba/error que usa el lenguaje corporal no hablado. En lugar de responder a preguntas con soluciones de diseño, LOVARATORY hace preguntas para revelar construcciones y patrones relacionados con el amor como base para futuras ideas.
María Muñoz: ¿Qué aspecto tiene exactamente “LOVARATORY”?
Dasha Tsapenko: En esta etapa LOVARATORY es como un campo de juego a escala real que se activa mediante sesiones con participantes y cuyos resultados se transforman en mapas y datos. Cada sesión consta de dos partes: introducción y performance espacial. Durante la performance espacial animamos a los participantes a que usen su cuerpo para crear un escenario relacional concreto utilizando accesorios creados específicamente que ayudan a enfatizar las emociones. La intención es revelar la construcción del lenguaje corporal no verbal dentro de las estructuras de poder en relaciones domésticas cotidianas.
María Muñoz: ¿Cuál es el objetivo del proyecto?
Dasha Tsapenko: El objetivo no es crear un producto final específico, sino un ecosistema que incluya entornos especialmente diseñados, así como accesorios y herramientas para experimentar. A través de la expresión corporal se revelan las construcciones relacionadas con el amor y se dan pistas para avanzar hacia la “nueva normalidad” y alinearla con la futura domesticidad. Se persigue preparar el cuerpo y, a través de este, la mente, en un mundo donde las relaciones van más allá de lo heterosexual o de lo homosexual normativo. Es un proyecto a largo plazo, pero estoy muy entusiasmada con su progresión. Las primeras sesiones se realizarán durante la jornada de puertas abiertas de la Academia Jan Van Eyck de Maastricht en marzo. Después iremos a Copenhague con el proyecto “Housing The Human”, una iniciativa que reúne arte, ciencia e innovación tecnológica y que da la oportunidad de presentación a proyectos experimentales en proceso de investigación. Durante un año los cinco proyectos seleccionados viajarán a distintas ciudades y contarán con expertos en diferentes campos.
María Muñoz: ¿Tu investigación tiene fines prácticos? ¿Qué necesita para ser realizable y no quedarse en
proyecto socio-artístico o utópico?
Dasha Tsapenko: Hum, no estoy muy segura de la practicidad de mi investigación en este momento (risas), sin embargo, creo esencial seguir abordándolo de este modo. A veces, para dar una respuesta, primero hay que encontrar una pregunta correcta. Además creo mucho en el potencial —infra utilizado— del cuerpo como herramienta de investigación.
María Muñoz: Para finalizar, ¿qué planes futuros tienes, personales y profesionales?
Dasha Tsapenko: En marzo acabo mi residencia en la Jan Van Eyck, después me mudo a Ámsterdam, donde quiero continuar mi práctica en la intersección entre arquitectura, arte y diseño de investigación, con interés específico en el futuro del espacio doméstico y nuevos métodos experimentales para su construcción.