Paula García-Masedo presenta en Twin Gallery la exposición individual “All cars painted in assembly lines”, una muestra en la que el protagonista vuelve a ser el automóvil –la artista reflexiona en torno a los modos de producción y consumo que este objeto industrial plantea– pero en este trabajo la investigación se concentra en torno a la pintura automotriz.
La primera pintura especialmente compuesta para los automóviles, por la gran industria química estadounidense Dupont, en los años veinte, apareció a la vez que la primera sección de diseño en un grupo automotriz, General Motors. El gran consorcio de Detroit inventó también entonces el cambio de modelo anual, la obsolescencia programada y el concept car, herramientas para crear deseo intrínsecas al recién nacido capitalismo de consumo, que han llegado hasta la actualidad. General Motors se configuró como un grupo automotriz con forma de escalera de prestigio, que quien consumía aspiraba a escalar, desde los Chevys de la base hasta los Cadillacs de la cima, una estrategia empresarial que es trasladable a algunos de los principales grupos de automoción europeos contemporáneos.
El pintor y camoufleur H. Ledyard Towle, se puso al frente de la sección de color en Dupont, y luego se convirtió en el primer ingeniero de color en General Motors. El sucesor de Towle en Dupont, Howard Ketcham, autor de varios libros, como Color Planning, se apropió del sistema de cartas de color del sector textil para fijar su paleta cromática, con tonos estándar y de temporada inspirados en la alta costura, de alguna manera marcando el tiempo, convirtiendo al color en un reloj, algo que sigue vigente hoy en los despachos de Color&Trim de los centros de diseño de las grandes marcas. A principios de siglo, el pintor e inventor Albert Munsell desarrolló un sistema tridimensional de organización del color, descubriendo la posibilidad de ordenarlo como un espacio y expandiendo el modelo científico taylorista de organización del trabajo al universo cromático aplicado en la industria y la educación, y Ketcham lo aplicó en Dupont. Hoy las marcas continúan produciendo y nombrando nuevos colores, diseñados treinta y seis meses antes de que se comercialicen, atentas a las tendencias en moda y a los briefings de identidad que las definen. La formulación de la pintura busca permitir que la escultura del coche, el flip, la luz clara, y el flop, la luz oscura, se haga más realzada.
Trabaja además para conseguir efectos de textura, reflejo o profundidad a través de la definición del tamaño de las partículas, la adición de compuestos metálicos o de tonos que subyacen debajo del principal. Algunas premisas detrás de estas paletas en competición por ventas recuerdan a las relaciones que establecía Donald Judd entre pintura y escultura, o a las aseveraciones de Barnett Newman acerca de la tarea artística como la de creación cromática.
La formulación de una pintura de coche se diseña como un campo de color a fabricar en serie. Quiere transmitir la ilusión de la diferencia, hacer asimilar la libertad a la posibilidad de elegir entre una diversidad de productos comunicados como sueños convertidos en coches, identificando color con personalidad, emoción y progreso. El resultado es una organización material de kilómetros cuadrados de superficie, codificada en unos setenta y cinco mil colores de pintura con código y nombre propio.
La línea de montaje está detrás de un continuo de producción de automóviles imparable desde 1913, moviéndose en ritmos de fabricación que se pueden hacer repercutir de una fábrica a otra, ninguna imprescindible, produciendo sin interrupciones las 24 horas del día y minimizando la operatividad de la acción sindical dentro de ellas. De la fábrica de Ford en Valencia sale un coche cada 32 segundos. Este sistema de aceleración continua, de la producción, del consumo, de imágenes, se sostiene gracias a una forma capitalista de producir y de explotar los recursos, que desvela una lucha de clases, a veces casi fantasmática, tras la configuración del espacio y la vida”.
All cars are from assembly lines
Paula García-Masedo, Artista y comisaria, vive fascinada por la cultura material occidental contemporánea con una perspectiva de clase y género, interesada por los regímenes de construcción del deseo, la configuración de los modos de producción y los sistemas de comunicación que dan forma y transforman la materia en sus contextos sociopolíticos. Se acerca a los elementos de diseño, entendiendo que se activan en el sistema capitalista desde estructuras de hegemonía que en ocasiones pueden ser desviadas por quienes las reciben, pasando de novedad a detrito, y siendo reapropiadas y resignificadas sucesivamente. Su trabajo se inicia desde la exposición como vehículo de relato, trabajando entre el comisariado y la práctica artística, partiendo en muchas ocasiones de objetos existentes, a menudo usados, y del texto; y se desarrolla desde los ámbitos de la arquitectura, el diseño y la cultura material. Texto extraido de la nota de prensa.
TWIN GALLERY
Paula García-Masedo
“All cars painted in assembly lines”
Hasta el 23 febrero 2019
San Hermenegildo 28, 28015, Madrid