Usando flores como materia prima y como punto de partida, Marisa Benjamim (1981, Santarém, Portugal) con base en Berlín, realiza instalaciones artísticas comestibles que exploran la arqueología culinaria, el sabor, la interacción social y la expansión del arte a espacios públicos no convencionales. Su visión de las flores como arquetipos de belleza y fugacidad en nuestra cultura y sus intervenciones interdisciplinares consistentes en dibujos, videos, fotografías, plantas y objetos, donde piezas visuales se combinan con comestibles, resultan en toda una experiencia sensorial y un nuevo concepto del comer.
Imagen superior: 7 weeks color diet , Green week, 2018. Cortesía de la artista. Foto: Andrés Galeano.
María Muñoz: Durante mi visita a tu estudio me comentaste que siempre te ha interesado la flora y que secabas pétalos y plantas de pequeña. ¿Como comenzó esa —en principio— afición?
Marisa Benjamin: Yo crecí en el campo y tenía alrededor posibilidades inagotables de explorar la naturaleza. Mi interés y afición por las flores son una prolongación de mi infancia. Además, tanto mi madre como mis tías tienen jardines, ellas sí que están verdaderamente obsesionadas con las flores. Sus jardines están descontrolados y llenos, con muchas especies de todo tipo.
Benjamim´s kitchen, 2016/18 (vista de la instalación). Instalación y performance.
Las flores siempre han sido simbólicas, utilizadas en ceremonias, decoración y hasta para acompañar las palabras. Además se usan en cualquier cultura … De ahí a utilizar flores para instalaciones artísticas comestibles, va un trecho, ¿cuándo te diste cuenta que las usuarias como medio artístico?
Marisa Benjamin: La primavera de 2015 fue para mí una época buena de producción de dibujos y de colecta de plantas y flores para mis herbarios. Mi taller estaba lleno de flores y hojas y de ese caos surgió la idea de crear un herbario comestible. Investigué sobre flores comestibles, para ofrecerlas construí un estante utilizando planchas de prensa separadas y sujetas mediante vasos de agua e invité a algunos amigos a mi taller para probarlas, esa fue la primera experiencia.
Tras esa colecta, en tu “Florarium” las registras, clasificas y almacenas. ¿Este empeño científico tiene que ver con el cambio climático, donde las primeras afectadas son la flora y la fauna?
Marisa Benjamin: Sí, mi “Florarium”, especialmente el de amapolas —recolectado desde 1989— reflexiona sobre eso. Cada vez hay menos amapolas y todo lo que pasa en la naturaleza se transfiere al resto. De hecho todo lo que hacemos tiene su reflejo en la naturaleza. No hay en este planeta nada más hermoso que una flor, ni más esencial que una planta.
Es verdad, en mi pueblo cuando era pequeña había muchas amapolas, ahora no las veo. Cambiando de tema, has participado este pasado año en la Bienal de Riga (Letonia), ¿cómo ha sido la experiencia?
Marisa Benjamin: ¡Fue una experiencia increíble! Tuve la oportunidad de desarrollar mi trabajo en las condiciones que un artista debe tener, estuve junto a artistas que tienen discursos interesantes y todo fue extremadamente profesional gracias al trabajo de las comisarias Katerina Gregos, Solvej Ovesen y todo su equipo.
Floristaurant in Central Market, Riga. Cortesía de la artista. Foto: Andrés Galeano. Cortesís Riga International Biennial of Contemporary Art.
En Riga, tu propuesta se enmarcó específicamente en la sección “Sensorium”, un laboratorio para la deceleración del cuerpo. Ahora se habla mucho de la sociedad de la aceleración, ¿qué piensas de este tiempo —extraño en muchos aspectos— en el que vivimos?
Marisa Benjamin: Nuestro tiempo se caracteriza por rápidas evoluciones de conocimiento y una economía que está en constante mutación, caracterizada por una fusión de tecnologías que deforman las líneas existentes entre las esferas física, digital y biológica. Creo que es muy importante desacelerar y parar para pensar. Así como las plantas tienen un ritmo más lento que el hombre, el hombre tiene un ritmo más lento que la tecnología.
¡Qué bonita respuesta! Tus obras tienen mucho que ver con los sentidos. Precisamente acostumbrados a pantallas iluminadas y dispositivos digitales, tus performances comestibles son una propuesta “slow”, donde se disfruta y enlazan varias sensibilidades: la vista, el gusto, el olfato, e incluso el tacto para reconectar con experiencias corporales, ¿es importante volver a la corporeidad y dejar de lado esas identidades digitales que tanto nos consumen?
Marisa Benjamin: Por supuesto, vivimos en la era de los estilos de vida globales, donde el aumento del consumo de alimentos artificiales y el triunfo de la imagen imperan. Me preocupa mucho, por ejemplo, la desaparición de los mercados regionales o las transformaciones de estos en espacios “gourmet” clasificados en TripAdvisor como top: me fascina el caso del joven escritor Oobah Butler que logró situar en el número 1 de TripAdvisor en Londres, el falso restaurante “The Shed At Dulwitch”.
Además en tu statement artístico usas el término “arqueología culinaria”, ¿qué quiere decir exactamente?
Marisa Benjamin: La alimentación constituye un fenómeno social amplio y complejo. Los libros de cocina nos cuentan lo que se puede comer pero no lo que se come. Investigo los rastros antropológicos y arqueológicos del acto de comer.
Floristaurant in Central Market, Riga. Cortesía de la artista. Foto: Andrés Galeano. Cortesís Riga International Biennial of Contemporary Art.
El comer es muy importante en los países latinos de los que ambas procedemos. En torno a la comida se desencadenan muchos actos sociales y culturales, ¿has hecho alguna aproximación a tu tierra, donde tan bien se come?
Marisa Benjamin: Me emociona la creatividad y riqueza de recetas que existen en Portugal usando tan sólo dos o tres ingredientes. Mi trabajo “Trilogía Mediterránea” se refiere a los tres productos básicos de la alimentación tradicional: el pan, el vino y el aceite. Hice una residencia artística en Alvito (Alentejo), allí, en el pasado, estos productos estaban muy presentes, pero hoy en día se ha abandonado el cultivo de cereales y se ha desarrollado el monocultivo intensivo del olivo por temas obvios de negocio. Durante un mes observé e interactué con la comunidad local: mercado, panadería, pastelerías, huertas privadas, etc. Todo esto culminó en una comida comunitaria en forma de instalación participativa comestible.
Siguiendo con la relación entre arte, naturaleza y encuentros sociales, una de tus piezas se llama “Benjamim´s Kitchen”, ¿abres tu cocina a la gente?, ¿en que consiste?
Marisa Benjamin: La idea es invitar a personas a entrar en un lugar de memoria y de retorno a la naturaleza. “Benjamim’s Kitchen” es una reinvención del espacio de la cocina, un laboratorio arqueológico del sabor, una nueva visión en torno a las flores como figuras arquetípicas de belleza y transitoriedad en nuestra cultura. Es una instalación multidisciplinar compuesta por dibujos, vídeos, fotografías, plantas y objetos que están relacionados con las flores y con la memoria emocional de muchas cocinas y jardines que he rescatado principalmente de mercadillos de segunda mano.
También tienes un restaurante de flores, “Floristaurant”, una instalación performativa que requiere la participación del público y pone de manifiesto la limitación de los productos de las dietas occidentales. ¿Qué ofreces ahí?
Marisa Benjamin: Ofrezco poemas digestivos basados en flores y plantas regionales olvidadas que ya no forman parte de las estanterías de los supermercados.
Floristaurant in Central Market, Riga. Cortesía de la artista. Foto: Andrés Galeano. Cortesís Riga International Biennial of Contemporary Art.
En cada sitio donde se realiza “Floristaurant” trabajas con plantas locales, ¿es importante para ti el consumo de productos alimenticios —y no solo alimenticios— de proximidad?
Marisa Benjamin: Pienso que es muy importante salvar los mercados regionales y apoyar las pequeñas empresas que desarrollan una economía local y regional. Los supermercados anulan nuestra intuición para escoger lo que nuestro cuerpo necesita, alienta el consumo de alimentos llenos de azúcares y grasas saturadas y de productos exóticos que para llegar a nuestras mesas deforestan y explotan tierras y personas de países más pobres.
Ahora hay una tendencia hacia la cocina gourmet diseminada a través de la TV y que llega todo tipo de público. Veo que incluye flores y otro tipos de plantas en ensaladas y postres, ¿tu audiencia reacciona positivamente cuando les das a probar flores?
Marisa Benjamin: Es muy interesante y muy distinta la reacción de cada una de las personas. La mayoría de los que quieren probar reaccionan positivamente. Por ejemplo, un señor me agradeció el recuperar una memoria de hace más de 50 años sobre su madre. Otras personas dicen que no las quieren comer porque son demasiado bonitas, o porque pueden ser venenosas. ¡Hay de todo!
Tu práctica en torno a las flores, la alimentación y la estética va todavía más allá. Otro de tus proyectos “7 SEMANAS de DIETA DE COLOR” consiste en comer comidas de un solo color cada semana. ¿Qué hay detrás de este proyecto?
Marisa Benjamin: Es un proyecto bastante complejo, todavía lo estoy desarrollando. Tiene que ver con lo que comemos y lo que realmente necesitamos comer. Intuitivamente decidí ingerir durante una semana alimentos de color rojo porque necesitaba vitamina C y hierro. Después de esa semana, me obsesioné por comer sólo de un color y decidí prolongar la dieta por 7 semanas, cada semana comer de un color diferente. Así comenzó el proyecto que actualmente está en pausa por unos meses porque quiero realizar nuevamente la dieta, pero esta vez con supervisión científica, finalizando la acción en un libro de artista de cocina con todo el proceso y recetas de cada semana.
Tengo curiosidad por la dieta azul… ¿puedes comer toda una semana en azul?
Marisa Benjamin: ¡Todos preguntan por la dieta azul!
TV Show: Floristaurant. Video, sound. Cortesía de la artista. Comission work for Riga Biennial of Contemporary Art 2018.
Qué original soy …
Marisa Benjamin: La dieta es un proceso de 7 semanas: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, lila y blanco. La semana azul está en las 3 últimas y el cuerpo ya está acostumbrado a no comer mucho, de modo que comer siempre lo mismo y en pequeñas cantidades es posible. Estoy desarrollando ahora la propuesta “Blue Banket”, una experiencia sensoria para los visitantes que podrán probar, tocar, comer, oler, pensar… ¡Todos los que preguntáis por la instalación comestible azul, estáis invitados, será en septiembre en Portugal!
Creemos que comemos lo que queremos, pero no es cierto, comemos lo que nos ofrecen, incluso en algunas religiones hay comidas prohibidas. Sin duda el comer es un fenómeno socio cultural de gran alcance y también económico, ¿tus investigaciones también se centran en este aspecto?
Marisa Benjamin: Pues la economía es una parte principal de mi investigación en la dieta de los colores. Cuando comencé la dieta me di cuenta de lo difícil que es comer de un solo color y ser fiel a los productos regionales. Así que tuve que reformularla y pasar a comer productos del resto de Europa. Investigando más, me encontré que productos etiquetados como alemanes solo eran empaquetados aquí pero venían de fuera.
7 weeks color diet , Green week, 2018. Cortesía de la artista. Foto: Andrés Galeano.
Claro, Alemania con el frío no cultiva casi nada. Pasamos a la parte formal de tu actividad artística. Desde el principio has trabajado el dibujo, experimentando con varios procedimientos a lo largo de los años. Explícanos los resultados.
Marisa Benjamin: Mis técnicas están relacionadas con los materiales que uso sobre papel. Dibujo con materiales naturales: flores, hojas, grafito, lápiz de copia y diferentes pigmentos naturales. Los resultados son muy diferentes e imprevisibles y tienen que ver con el proceso del movimiento y la descomposición de la materia orgánica. Los pétalos, por ejemplo, se disuelven literalmente en los dibujos y dan origen a formas coloridas abstractas, en el límite entre dibujo y acuarela.
Para finalizar, tus instalaciones artísticas, además de plantas, dibujos y fotografías se completan con otro medio nada natural, el video. ¿Es por la necesidad de filmar la parte efímera de la performance o es un medio que vas a explorar en el futuro?
Marisa Benjamin: Siempre he utilizado el vídeo como complemento para registrar la naturaleza. En el caso de “Tvshow Floristaurant” es muy específico. Esta obra funciona como un canal de comunicación en el que enseño, muy lentamente, mis creaciones y de donde proceden: jardines, florestas, mercados.
Hablando de futuro que ¿qué proyectos próximos tienes en mente?
Marisa Benjamin: De momento mi prioridad es terminar todos los proyectos que tengo en marcha mencionados antes y luego pretendo viajar a Asia para hacer una investigación sobre flores.