Alejada de comedietas familiares, animaciones megaproducidas y blockbusters acuáticos a mayor gloria de peces prehistóricos, la hipérbole se abre camino en las carteleras del fin del verano como una gratificante oleada de aire fresco. Y eso que en el desierto de Revenge poco aliento podemos coger. Más bien sudamos como pollos, asándonos a fuego lento bajo el sol de una tierra de nadie en la que tiene lugar una desasosegante cacería.
Imagen superior: Fotograma de la película Revenge
Imagen superior: Fotograma de la película Revenge
Coralie Fargeat se estrena en la dirección con una película que no hace prisioneros. Digamos que se ha quedado a gusto ahora que el cine de su país de origen lleva tiempo chapoteando en la charca del ‘nuevo extremismo francés’, como acuñó el crítico James Quandt, en el que no falta sadismo, nazis y mártires ensangrentados. Terror, que es lo que mejor se porta en esta era.
Imagen superior: Fotograma de la película Revenge
Valiéndose de una foto quemada, en la que los colores saturan por la temperatura y la alucinación del peyote, la francesa reformula los códigos de un género que explícitamente se vino a llamar de violación y venganza. Y que explícitamente Revenge explora sin contemplaciones. Los diálogos sobran, de hecho uno de los personajes se presenta casi mudo, para enfatizar el peso de una banda sonora y una música incidental que sí cuentan.
Imagen superior: Fotograma de la película Revenge
Antes y después de la insolación, una casa de diseño cita a tres hombres, entre los que ninguno es mejor que otro, con una rubia golosina también de diseño, entre Shakira y Jessica Alba, objeto de un deseo netamente violento que nace de una revancha: ellas siempre pelean y no se conforman, como escupe el protagonista masculino.
Imagen superior: Fotograma de la película Revenge
Los cazadores son cazados tras resurgir el fénix, tatuado, armado y de cabellera morena. Se convierten así en insectos a los que ahogar en sangre u orina, metáfora por la que asoman Buñuel o Peckinpah. La venganza está servida.
Imagen superior: Fotograma de la película Revenge
La película Revenge supone un desaforado alegato feminista en el que las escenas gore, la violencia tarantiniana y una Rambo de nombre Jen revientan el termostato del verano.