Javier Jiménez Iniesta tiene 39 años es arquitecto y es tauro. Vive en Barcelona y después haber trabajado en diferentes estudios de arquitectura, en el año 2013, arranca el proyecto de Studio Animal, un estudio especializado en el interiorismo y la arquitectura efímera, muy atraído por el ritmo y la inmediatez de los procesos sin renunciar a la reflexión y a la intensidad de las soluciones que se ofrecen. Además, Javier ha combinado el desarrollo de proyectos con la actividad docente como profesor en los Máster de Interiores de IED y de la Escuela BAU, así como llevando las tutorías del trabajo fin de grado en Elisava, y, con la investigación académica con un trabajo sobre la casa Eames que se llama UltraArquitectura, que estudia, la relación entre los Eames y su entorno doméstico, dibujando todos los objetos de la casa en unas axonometrías, desde que llegaron a ella en 1949, hasta que murió Ray, en 1988.
Studio Animal y Javier Jiménez Iniesta: Office 2
Imagen superior: Office 2 y retrato de Javier Jiménez Iniesta retratado por Gregori Civera
Los proyectos son un proceso y, en este caso, la aproximación a los proyectos de Javier no puede obviar los dibujos, por bellos, por la narrativa, por el detalle y por la puesta en escena tan clara y tan comprometida con la solución final del proyecto. Dibujitos, cositas y todos los diminutivos posibles nos ayudan a entrar en este mundo voluptuoso y animal. Javier define Studio Animal como una plataforma elástica interesada en los interiores de las cosas, y, desde esta perspectiva, ha desarrollado agudos y variopintos proyectos vinculados al mundo del retail, como por ejemplo, las diferentes tiendas para la marca Munich. Sin embargo, hoy ponemos la atención en un proyecto del año 2016, Office 2. Un punto de encuentro, un lugar de reunión, un espacio para la pausa, una sala de estar, un patio, un corrillo, un banco y un bar.
Javier nos cuenta sobre este proyecto y sobre los que están por llegar.
Office 2. El cliente y el proyecto
“Office 2 es el segundo trabajo de una serie de proyectos de la mano de Vivendex, una Real Estate de Barcelona que buscaba un valor añadido en sus espacios de representación. Al igual que hacemos con la serie de proyectos para Munich, cada nuevo espacio es una propuesta completamente distinta en términos de imagen, una oportunidad para trabajar con tecnologías e imaginarios distintos, pero a partir de un mismo invariante, que es precisamente la marca y los intangibles que transmite. De manera que lo que realmente franquiciamos no es exclusivamente una imagen, sino más bien una filosofía y una manera de relacionarse con el mundo.
El local de Office 2 era especialmente complicado: extremadamente largo y estrecho, de manera que optamos por convertir el proyecto en un mueble de 13 metros que transforma este handicap en el generador de proyecto; el mueble va cambiado su sección a medida que avanza en el espacio, generando a su alrededor maneras muy diferentes de usarlo. El mueble es un catalizador de la relación entre los comerciales y los posibles clientes; esta relación va transformándose gradualmente desde el momento en que entran, donde el mueble les espera para sentarse, hasta el final, donde pueden tomar un café antes de firmar una compra. Luego hay una serie de ejercicios espaciales que buscan generar cierta perplejidad en el visitante, como que el mueble es más ancho en su cola que en su cabeza, lo que resulta en un extraño efecto de perspectiva.”
Proyectos que aún no has hecho, referencias y otras fantasías
“Casi todos. Está todo por hacer, Studio Animal no tiene ni cinco años ¡Acabamos de empezar!
La inmediatez con la que accedemos a la información hoy es maravillosa, pero también peligrosa. Parece que haya que mostrar todo inmediatamente, y queremos resultados al instante. Yo creo más en ir haciendo, ir probando y testando las reflexiones en torno a los temas que nos interesan y sobre las que nuestros generosos clientes nos permiten trabajar. Cada proyecto es una oportunidad fantástica incluso para equivocarse.
Siempre me pasa que me dan como impulsos fuertes cuando vuelvo de un viaje en el que he visitado algo que me ha impresionado; y entonces me coge como una obsesión y estoy una temporada mirándome el trabajo de tal o cual artista o arquitecto; cuando viajé a Japón estaba obsesionado con Ishigami, Sejima, Ito, etc. Hace poco pude ver en Londres una exposición de Rachel Whiteread, también la de Franz Erhard Walter en Madrid, y pasé semanas mirándome sus trabajos. Ahora acabo de volver de Líbano, y he visitado la Feria Internacional de Trípoli, una impresionante obra inacabada de Oscar Niemeyer. No puedo dejar de pensar en ello.”
“Estas fijaciones siempre están ligadas a la experiencia: he descubierto que es el viaje el que me conduce a esa obsesión pasajera.
Lo que sé seguro es que la referencia es un enorme conjunto de cosas: el imaginario referencial de alguien se construye desde millones de inputs que van más allá de estudiar el trabajo de gente a la que admiras. El conocimiento es fundamental, pero la experiencia, el viaje en el sentido más amplio y la mirada atenta sobre todo lo que te rodea lo es tanto o más.”
Fotografías de Office 2: José Hevia
