El fotógrafo barcelonés Avelino Pi es el encargado de ilustrar la quinta edición de la Bienal Internacional del Deporte en el Arte (BIDA).
A pesar de sus tardíos inicios profesionales ha estado presente en muchos momentos clave de la historia del deporte en las últimas décadas. Su cámara no se limitaba a enfocar a los protagonistas, sino que captaba ese lugar único donde confluyen las emociones de los que compiten con las de los que observan. Así pues, el artista clasifica su porfolio no por fechas ni por disciplinas, sino por emociones: orgullo, límites, lucha, victoria.
¿Por qué un juego puede llegar a hacernos sentir esas emociones? Quizá sea porque en él podemos reconocer sentimientos de la vida cotidiana, como el triunfo que hace que todo lo anterior merezca la pena, la rabia por el error que podríamos haber evitado o la tensión previa a tomar una decisión que puede significarlo todo.
Sea cual sea la causa, el deporte, ese gigante con mil caras que a menudo utiliza una terminología bélica y agresiva, resulta sin embargo ser un punto de encuentro entre culturas y caracteres, convirtiéndose casi en el único ámbito en el que los colores de una bandera trascienden las connotaciones políticas y logrando crear una historia alternativa que convierte en cómplices a los que la han compartido.
En “Emoción en el deporte” vemos la tensión reflejada en el rostro del público que mira emocionado, desgarrado. Podemos sentir el límite en el gesto de dolor de un jovencísimo Isidoro San José o el orgullo de Severiano Ballesteros rodeado por sus admiradores. Vemos cómo la victoria degustada por un indiscutible fuera de serie (Nadal, Phelps) tiene el mismo sabor si el catador es un representante de una de las disciplinas más modestas.
Tras las seis artes clásicas, hubo un acuerdo universal por considerar el cine como la disciplina que debía ocupar el séptimo lugar. Después, con más o menos polémica, la fotografía y el cómic se hicieron con los siguientes puestos. Para el puesto número diez hay muchos candidatos: gastronomía, baile, grafittis, videojuegos, tatuajes. ¿Por qué no proponer uno más? Un arte rico en bellas parábolas que requiere de las técnicas más cuidadas; un arte armonioso que aúna fuerza física, concentración, técnica y decisiones adecuadas, un arte capaz de unir a millones de personas y de complementarse eficazmente con casi cualquiera de las otras artes.
Un arte que se despliega en mil para ser realmente un arte de todos.
EMOCIÓN EN EL DEPORTE. Fotografías de Avelino Pi.
Sede del Consejo Superior de Deportes.
C/Martín Fierro, s/n (Madrid) Hasta el 14 de septiembre.
4 de septiembre de 2009 a las 11:50
Genial la última reflexión sobre la posibilidad de considerar el deporte un arte, ya que es posible admirarlo, disfrutarlo y participar mucho más activamente que en el arte tradicional.. y belleza está claro que posee, si no, no tendría a tanta gente obnubilada.
4 de septiembre de 2009 a las 10:05
Citius, altius, fortius. El deporte representa la lucha del ser humano por llegar donde nadie ha llegado y conseguir lo que nadie ha conseguido. Interesante exposición.