Algo pasa cuando el fin de mundo es tema recurrente en la ficción. No hablamos de blockbusters a mayor gloria de la estrella del momento, con su buen derroche de explosiones y exhibición de efectos especiales con los que espectacularizar la visión de un planeta que parece perecer. En la película Llega de noche no hay quien saque molla con el objetivo de hacer caja palomitera. Ni siquiera hay héroes. Al menos no de los que hacen piruetas hasta salvarnos a todos. Llega de noche es de esas películas que dan mal rollo porque nos plantea un abismo silencioso, uno al que no nos cuesta tanto imaginar asomarnos. Vivimos tiempos (reales) en los que vamos de apocalipsis en apocalipsis (ficticios; o no tanto).
Llega de noche. Un apocalipsis silencioso. La película
El título es una advertencia. Las noches siempre son más propicias a los peligros. Con la noche uno no sabe nunca a qué atenerse. Un perro blanco se adentra en la noche y ya empezamos a temblar. La luz de un farol reflejado en la pared nos intranquiliza por las sombras que arroja. Estamos en una cabaña aislada en el bosque. El mundo flaquea ahí fuera. Un virus lo infecta todo. La familia es lo único que nos queda. Hay que aguantar o morir. Estamos apañados.
El casi primerizo Trey Edward Shults nos invita a convivir con una amenaza que puede llegar a ser fatal. Desde el primer plano, sin apenas presentación formal, entramos de lleno en una producción que utiliza lo justo para paralizarnos en la butaca. El director echa mano del manual del thriller minimalista provisto de unos pocos recursos eficaces con los que congelar nuestra mandíbula. Una banda sonora puntual y desasosegante, una iluminación precisa, un hábil dominio de las ausencias. Y a temblar. Pero Llega de noche no es una película de susto o muerte. No hay mucho zombie que homenajeé a George A. Romero. Llega de noche es yuyu psicológico y uno que, cuando nos da tregua, nos hace incluso pensar. ¿Qué haríamos en esta situación tan desesperada? ¿Cómo reaccionaríamos para proteger a los nuestros en los momentos más radicales de nuestra existencia? Y, la peor pregunta de todas. Tanta supervivencia, ¿para qué? Igual pa’ ná.
El pater familias de la película lo interpreta Joel Edgerton, un actor infravalorado, australiano llena pantallas de ojos diminutos que desborda piel y carácter. En Warrior y en Loving estuvo de Oscar. Sin embargo, el hilo conductor es su hijo Travis, encarnado por Kelvin Harrison Jr., alguien que a veces sí parece un muerto viviente si no fuera porque sus ojos delatan vértigo. Ha pasado lo suyo y sus pesadillas no auguran nada bueno. La presencia del cuadro El triunfo de la Muerte, de Pieter Brueghel el Viejo, no es casual y parece inspirar sus dibujos durante la vigilia. El espectador huele que se va a liar pardísima. Los remordimientos de conciencia no valdrán de mucho.
Película “Llega de noche” dirigida por Trey Edward Shults
*Fotos y fotogramas cortesía de la productora A24.