La unión música y naturaleza convierte al Vida en una de las citas festivaleras más especiales
Siempre que empieza la temporada festivalera de verano, tenemos una fecha marcada en el calendario. Desde su nacimiento en 2014, Vida Festival, se ha convertido en una de nuestras citas favoritas del año. El Vida no es sólo un festival de música. Va más allá.
La música y la naturaleza, se funden y creo esa simbiosis perfecta y sensorial, que nos hace esta receptivos al cien por cien, con la experiencia Vida. El paraje que acoge el festival, no puede ser más de ensueño. La Masia D’en Cabanyes, es uno de esos lugares en los que sientes magia. Situada en Vilanova i La Geltrú, a poco más de una hora de la gran Ciudad Condal, esta casa del siglo XIX y sus terrenos, se convierten en nuestro hogar musical y natural durante los tres días de festi. Un verdadero sueño.
Una vez, exploramos los terrenos nos damos cuenta de que Vida Festival tiene de todo y más. Multitud de escenarios y ambientes acorde a cada artista, diversos food trucks y barras para calmar la sed y el hambre y hasta un bosque donde relajarte y perderte. Por tener, tienen hasta una caravana para customizar tus prendas Levi’s. Sin duda, el entorno no puede ser más favorable y divertido para los asistentes.
Y ahora, toca hablar de la protagonista absoluta de Vida Festival 2017: la música. El cartel de este año, venía cargado de grandes artistas, tanto internacionales como nacionales. En la nómina conviven, perfectamente artistas de gran renombre internacional como Devendra Banhart, The Flaming Lips o Fleet Foxes, con diamantes en nuestro país como Las Odio, Los Punsetes, Rusos Blancos o Rosalía. Un crisol musical, que no deja a nadie indiferente.
Durante la primera jornada, el grupo alemán Parcels, se hizo con el escenario principal. A pesar de no tener ni un larga duración en el mercado, la banda, encadenó sus sencillos y nos arrastro a su explosión ítalo-discotequera con naturaleza rock. Resultado: un público 100 % entregado y con la diversión por las nubes.
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Arriba: Parcels
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Adentrándonos en el bosque y en un escenario más íntimo, los madrileños Rusos Blancos, nos exponen su Museo del Romanticismo. En un escenario de lo más floral, la banda despliega todos sus cartuchos contenidos en su nuevo LP y también nos deleitan con éxitos de su pasado reciente. Una oda al buen hacer pop, con toques berlangianos.
En la segunda jornada del Vida, para nosotros el protagonista absoluto fue Devendra Banhart. El artista venezolano, vino cargado de canciones de amor y desamor, contenidas en su último trabajo Ape in Pink Marble. Como siempre, Devendra estuvo entregado y conectó con el público. Entre amor y desamor, hubo hueco para un precioso homenaje a David Bowie, reintrepretando en castellano su clasicazo Sound + Vision.
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Arriba: Devendra Banhart
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El tercer día nuestro corazón estuvo dividido. Rosalía acompañada por Raúl Refree, envolvió el bosque del Vida, con sus murder ballads flamencas. El espíritu de su disco de debut Los Angeles, se notaba en el ambiente. Los sentimientos de sus canciones, se notaban en cada recoveco. Un público emocionado y en silencio, que sólo rompía su luto compartido, para ovacionar a la cantaora catalana. Una experiencia casi mística, de esas que se dan pocas veces en la vida.
Más tarde, ya caída la noche, Fleet Foxes se hicieron con el escenario principal. La banda de Robin Pecknold, tras seis años desaparecidos, regresan con un disco muy pero que muy notable bajo el brazo: Crack- Up. Pero en su repertorio, no todo fue novedad, también hubo lugar para el pasado. Un pasado, que entregó, más si cabe, a unos asistentes enfervorecidos e hipnotizados por el rock barroco de los americanos. Una delicia.
Pero si algo hay que destacar en todas y cada una de las jornadas del Vida Festival, es a la mujer.Si,si a la mujer. Desde Neo2, queremos dar las gracias a Vida Festival, por crear un cartel plural y en el que las artistas femeninas, tienen el peso que merecen. Ojalá tomen ejemplo todos los festivales de cara al futuro.
Vida Festival, se ha convertido ya en uno de nuestros imprescindibles. Su genial y bucólica propuesta, nos tiene el corazón robado. Es de esos festivales, en los que la música es protagonista, pero en los que se da importancia a todo lo que la rodea. Y eso es de alabar. Ya estamos contando los días para volver el año que viene.