Acabamos de abrir un grupo de WhatsApp que se llama #AbsolutNights
Antes, cuando no había redes ni aplicaciones, cada que vez que salía un nuevo número de Neo2 lo solíamos celebrar con una cena o una pequeña fiesta para colaboradores y amigos de la revista. Cada una de esas noches era una auténtica #AbsolutNight. Sí, casi siempre nos acompañaba nuestro marca de vodka favorito, ya fuera en formato chupito o combinado… entre el grupo siempre se ha llevado mucho el gin vodka, algo que ahora mismo es una tendencia generalizada.
Absolut es una de esas marcas fetiche que a lo largo de la vida siempre están ahí, igual que las de algunas zapas o jeans. Se trata de marcas por las que sientes una simpatía sincera. Es un sentimiento inexplicable, similar a cuando de pequeño te haces simpatizante de un club de fútbol y, aunque te haya dejado de interesar quién gana la liga, jamás te puedes desligar emocionalmente de él. Yo incluso guardo como oro en paño las ediciones especiales de botellas para coleccionistas. También algunos elementos de branding que me he ido encontrando. Por ejemplo, unas almohadillas para el ratón del ordenador que venían encartadas en unas revistas inglesas de tendencias de hace años. Una de látex con el mensaje “Absolut Fetish” y otra en piel falsa de leopardo que anticipaba la tendencia del print animal.
Tengo que decir que hasta aparezco en una publicidad de Absolut. Pues sí. Es una original que se llama “Absolut Prego”. Se trata de un anuncio que muestra una acción que, hace años, la marca hizo en Bilbao con el artista Sergio Prego. Lo podéis ver en una de las imágenes que salen en este post. Soy uno de los que salen en la parte de abajo a la derecha. Las fotos fueron tomadas en una nave industrial donde el artista bilbaíno presentó una instalación exclusiva para la ocasión. La noche fue realmente especial, una mezcla entre exposición y fiesta underground, cultura lúdica. Desde entonces, Absolut me ha acompañado en innumerables noches. Casi todas tenían un común denominador: la fusión de amigos, música y arte. A veces, el arte simplemente lo pone uno mismo con su forma de ver las cosas.
Todos estos recuerdos nos han hecho pensar en la idea de retomar el concepto de esas #AbsolutNights con colaboradores y amigos de la revista. Todos esos que hacen posible que la cabecera siga más viva que nunca. Por ejemplo, en breve recuperaremos aquellas cenas míticas de las que hablábamos al principio del post. Noches en las que compartíamos proyectos y muchos nos poníamos cara por primera vez. A veces, por falta de tiempo, solo nos relacionábamos por email. Eso, desgraciadamente, todavía pasa.
Pero, ahora, también hay formas más contemoporáneas de compartir. Por ejemplo, a través de un grupo de WhatsApp. Sí, otro. Y eso hemos hecho, le hemos puesto el nombre de #AbsolutNights. Los invitados son todos miembros del staff y colaboradores, muchos de ellos repartidos por el mundo. La idea era juntarnos todos una noche, de vez en cuando, y tomarnos una copa, móvil en mano, aunque fuera en la distancia. Quedamos un jueves, a las 10 pm. Cada uno se prepara en casa, o donde quiera que esté, su Absolut Drink preferido. Para romper el hielo, les hago a todos una misma pregunta: ¿Cómo fue tu #AbsolutNight más memorable? Y esto es lo que nos cuentan:
1- Nadia Leal (Periodista – Madrid): Mi noche más Absolut
Tengo muchas bonitas y especiales que recordar, algunas han terminado bien, otras no tan bien, otras, directamente, han terminado fatal, pero no por ello han dejado de ser especiales o bonitas.
Una de ellas fue hace dos años y medio. Un antiguo amor que conocí en el 2012, volvió a mi vida en el verano del 2014. Empezamos la historia pero se mudó de forma repentina a Berlín. Una mañana volviendo en tren desde Girona (había estado en la tercera edición del Festival´ Era) me llegó un email. No podía abrirlo porque la cobertura iba fatal así que lo dejé de lado. Una horas después, en Barcelona, de camino al Brunch Electronik en Poble Espanyol, pude leer el email. Era él, que quería verme en Barcelona en un par de semanas.
Unas semanas después, subí de Madrid a Barcelona para verle. Me dijo que llegaba a las ocho y le escribí. Estuvimos hablando pero me contó que estaría liado con un amigo. Así que yo seguí mi noche, dando por hecho que no le iba a ver. Me fui al bar Manchester del Raval (allí fui donde nos conocimos) porque mi amiga vivía en el edificio de al lado y, bueno, si estaba ahí hubiese sido muy guay.
Entré en el bar y di una vuelta pero salí porque no le vi. Ya di por hecho que no le iba a volver a ver. Me senté en la calle a mirar el móvil (a auto-lamentarme un poco) y de repente escuché “Nadia”, levanté la mirada y era él. Que no me había visto pero su amigo me había reconocido en fotos que él le había enseñado. Estuvimos hablando durante un par de horas como si los años y el tiempo no hubiesen pasado.
2- Javier Abio (Editor – Madrid) Recuerdo de una noche mágica ☕️
No tengo que irme demasiado lejos para escoger una noche mágica, fue solo hace dos semanas y sucedió en otra de las quedadas que hacemos con Klub4. Este club lo formamos Javi, Nieves, Marta y yo mismo, consiste básicamente en ir a cenar cada mes a un restaurante especial. Le tocaba elegir a Marta esa noche y eligió La Polonesa, un restaurante polaco en la zona sur de Madrid. Se comenta que es el único restaurante polaco de España, si esto es cierto, me parece increíble que solo exista un restaurante polaco en todo el país. Esa noche descubrimos las Pierogi (empandillas tipo Dim Sum) y la Barszcz Czerwony (sopa de remolacha). También nos sorprendió la forma de comer sus embutidos ahumados acompañados de mostaza y crema de rábano picante (muy parecido al wasabi) . Probamos sus ensaladas de arenques y alucinamos con Bigos (guiso de repollo fermentado y carne) uno de sus platos estrella. ¿Por qué me gustó tanto esta noche? Porque descubrir una nueva gastronomía es como viajar, es descifrar nuevas culturas, es encontrar conexiones entre diferentes pueblos, es una forma de respetar y admirar lo que hacen en otros países. Si este tipo de viajes los haces con buenos amigos la experiencia se convierte en algo inolvidable y mágico.
3- Javier de Juanas (Estilista – Madrid) En una fiesta me colé
Una noche, después de un desfile, estábamos cuatro amigos en la casa del diseñador, en su after show, sabiendo que a pocos metros se estaba celebrando una cena por el cumpleaños del novio de Valentino. Estaban en Madrid para celebrarlo por todo lo alto. Habían venido con un importante grupo de amigos y a nosotros nos hacía ilusión estar allí, nos moríamos por ver al maestro Valentino en persona. El novio de una de mis amigas era colega del anfitrión así que lo intentamos. Pedimos permiso a la organización. La fiesta ya había comenzado. En el patio de la casa nos encontramos a Elisabeth Hurley a punto de irse. Nos decía que dudaba entre ir al Villamagna en taxi o en autobús. Ella, enfundada en un vestido largo y tumbada en una chapes long, no era lo más surrealista de la noche. Cuando gire la cabeza hacia las escaleras, le di un codazo a mi amiga, Valentino estaba bajando. Así que nos fuimos hacía allí con la idea de cruzarnos con él. Amablemente nos saludó. Nos dio la bienvenida con un apretón de manos. Incluso se disculpó porque ya se retiraba, de la fiesta. Uno de sus acompañantes me alabó el look. Le encantó mi gorra. Justo en ese momento me percaté de que era una cena de gala y de que yo iba en zapatillas y vaqueros. Al menos eran de Valentino. Acto seguido nos cruzamos con Naty Abascal, muy simpática y cariñosa, también se despedía sin entender muy bien qué pintábamos nosotros allí. Nosotros tampoco lo entendíamos, pero bueno… Entramos en la sala, nos encontramos con algún amigo y otros rostros familiares. Entre ellos estaba el homenajeado, Giancarlo Giammetti, quien también nos dio la bienvenida. Pedimos un Absolut Drink y a la pista, a bailar con Carlos Souza, mano derecha de Valentino Sus hijos ejercían de dj’s en un improvisado club con terciopelos y muebles del siglo XVIII.
4- Nacho Larrazabal (Periodista – Berlín) Noches berlinesas
Hay un par de semanas de verano en Berlín, a mediados de julio, en las que casi no se hace de noche. Oscurece tímidamente, a eso de las once, y a las dos de la madrugada ya llega un nuevo día, no con esa luz brillante de sus horas centrales sino con una claridad fresca, natural y misteriosa. Como una luminosidad recién parida. Una atmósfera llena de magia que me acompañaba en aquel amanecer de vuelta a casa, tras una incontable suma de horas bailando en una fiesta en una vieja piscina abandonada. Los amigos, las risas, la música y los abrazos, aún circulaban por cada milímetro de mi piel a ritmo de techno, resistiéndose a caer en el olvido, como luchando por hacerse un hueco en la colección más selecta de mis recuerdos personales. Yo, en un esfuerzo por retener estas sensaciones conmigo unos instantes más, decidí alargar mi camino un poco cruzando un parque. Aquí, entre el césped húmedo, los frondosos árboles y los arbustos salvajes, di con una fiesta improvisada a la que decidí, como no, unirme. Y así, como si mis sentimientos se hubieran aliado con mi destino, esa noche sin noche, se hizo eterna en mi memoria.
5- Vincent Urbani (Fotógrafo – Roma) Un día de trabajo y una noche muy especial
Hace unos años, me fui a Berlín, al Festival de Cine, a grabar un reportaje sobre la ciudad en los días de la Berlinale. Las entrevistas del primer día las hicimos en un local del centro de la ciudad, en ese mismo espacio por la noche tendría lugar una fiesta. Cuando terminamos de grabar y hacer las fotos, justo cuando estábamos desmontando el set, llegó el team del evento y nos pidió que nos quedásemos con ellos. Fue una noche maravillosa: la música, la compañía y las proyecciones de vídeo arte fueron espectaculares, hasta tal punto que me entraron ganas de grabar partes de la fiesta y fotografiar a algunos de los invitados. Al final, este material incluso terminó en el reportaje, y fue el que mas gustó de todo, hasta en vídeo se podía percibir el buen vibe que había.
6- Cecilia Camacho (Periodista – Madrid) Noche en Bristol con los Dandy Warhols
Invierno de 2016. Bristol. Concierto de los Dandy Warhols. Mi chico y yo llevábamos tiempo queriendo visitar un destino con la excusa de asistir al concierto de uno de nuestros grupos favoritos. Sin dar muchas vueltas nos decidimos y optamos por ir a la cuna de bandas de trip hop como Tricky, Portishead o Massive Attack. La ciudad no nos decepciona y la noche promete. Antes de la epifanía, que sin saberlo nos espera, nos perdemos por sus calles serpenteantes hasta llegar a la mítica sala O2 Academy, en la que actuarán ‘Los Warhol’. Llega la hora y el concierto es una pura explosión de adrenalina. Tocan temazos como ‘All The Girls In London’, ‘Plan A’, ‘Bohemian Like You’, ‘Godless’ o ‘We Used To Be Friends’. El público está entregadísimo. No para de bailar, de aplaudir y de tararear sus letras como si fuesen mantras. Nosotros hacemos ídem y nos sentimos felices. La sala, la gente, la música… todo es perfecto y supera nuestras expectativas. Tras este momento impagable optamos por seguir celebrando por la zona del Puerto. Nos invaden los ingleses y la música estridente de los bares de copas, pero nos da igual. Estamos viviendo una gran noche y nuestra particular fiesta continúa.
7- Andoni Beristain (Fotógrafo & Director de Arte – Barcelona) – Mi primera noche en el Sónar
Una de mis noches más mágicas fue la del viernes noche del Sonar del 2014. Nunca antes había estado en una noche del festival y la experiencia fue más que maravillosa. Robyn + Royksopp (espectacular) y Moderat en una misma noche, reencuentro con amigos de la universidad, amigos nuevos y gente nueva. Lo recuerdo como un antes y un después en mi vida en Barcelona. Bien de exaltación de la amistad y bien de música.
8- Markus Rico (Artista & Fotógrafo de moda – Londres) – Noche en la isla Gili Air
Una de las noches más especiales que recuerdo fue en Indonesia, en agosto de 2015. Estábamos en una isla diminuta llamada Gili Air, era mi cumpleaños y además coincidía con luna llena. Para los indonesios este tipo de noches son mágicas y la celebran de forma especial. Fuimos a una fiesta en la playa, con fuego y altavoces en la arena. El mar se veía azul cristalino debido al reflejo de la luz de la luna. La energía que se respiraba era muy sensual. Todos bailaban pegados, hablaban muy de cerca o se besaban. Todos celebraran una de la noches más mágicas del verano. Estuvimos allí hasta el amanecer. Muchos decidieron bañarse y otros buscaron recovecos para dormir…
Como ves, cualquier noche puede ser una #AbsolutNight. Puede ser en un club, en un festival, en el campo, en una casa, en un restaurante o hasta en un grupo de WhatsApp… Puede ser en cualquier sitio siempre que haya alguien para compartirla, porque todos somos creadores de las #AbsolutNights, desde el granjero que cultiva trigo en Ähus (Suecia), hasta el barman, desde la destilería hasta el dj. ¿Cuál es tu #AbsolutNight?
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http://www.absolut.com
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