Este mes llega a España ‘Adam Green’s Aladdin’, la multidisciplinar obra del artista norteamericano.
Puede que Adam Green (Mount Kisco, NY, 1981) sea más conocido por ser la mitad del dúo anti-folk The Moldy Peaches, o incluso por sus múltiples discos en solitario en los que hace gala de una amplitud de miras musical fuera de lo normal, pero éstas son sólo un par de caras del complicado poliedro que se esconde tras su aspecto de bohemio del siglo XXI. Inquieto por naturaleza y con un ansia desmesurada por crear, sus devaneos con el arte plástico han sido frecuentes, llegando a exponer su obra en varias galerías de su querido Nueva York. Pero tampoco el cine se le resiste, y en 2011 estrenó ‘The wrong Ferrari’, una película grabada íntegramente con un iPhone y escrita bajo los efectos de la ketamina, que sorprendió tanto por su historia como por contar con Macaulay Culkin.
El pasado mes de abril, y tras cuatro años de intenso trabajo, por fin vio la luz ‘Adam Green’s Aladdin’, una película donde el artista reinterpreta la conocida historia de las mil y una noches para crear una suerte de autobiografía fílmica. Junto con la película, además, lanzó un disco con la banda sonora y una exposición con todos los decorados utilizados en la grabación: toneladas de cartón y papier-mâché diseñados y pintados completamente a mano por Green. El resultado es una obra de arte total, al más puro estilo Wagneriano donde queda reflejado el mundo interior de una de las figuras más representativas del underground newyorkino.
Este mes el espectáculo de este particular Aladín llega a España con un formato único: la proyección de la película seguida por un concierto donde se tocarán temas de la banda sonora y otros de la carrera del artista, sobre un escenario formado con los mismos elementos de la peli. Aprovechamos su gira Europea para hablar con Green de la que él considera su mejor obra hasta la fecha.
En estos momentos te encuentras de gira presentando la película y el disco de Aladdin. ¿Qué ha significado para ti un proyecto como éste? Para mí, hacer una obra de arte así de completa ha sido toda una inspiración. Pensé en todas las facetas donde puedo llegar a ser creativo y traté de combinarlas en una sola. Una película resultó ser el medio definitivo para fusionar todas mis idas. Imagina que alguien pudiera inventar un cable que se engancha al cerebro y puede leer la mente, pues esta película es algo similar, es lo más próximo a capturar todo lo que está dentro de mi cerebro.
¿Por qué decidiste inspirarte en la historia de Aladín? El resultado difiere mucho tanto de la historia original como de la de Disney. Mientras preparaba la película me leí la historia original, la que proviene de un manuscrito muy antiguo, de hace cientos de años. Intenté conservar ese Aladín original en la película, pero al final, como se trata de mi propia historia, lo que hice fue usar a Aladín para contar mi vida. El haberme basado en una historia conocida es bueno, ya que le da a la gente algo a lo que agarrarse mientras ve la película. Me gustan los símbolos que contiene, los he utilizado para expresar temas personales. Es decir, todos tenemos la idea de lo que son la princesa y el genio, pero cada uno tenemos nuestra propia interpretación de lo que significan. Puedo parecer un poco inocente, pero la historia va de un chico que entra en una cueva, encuentra un objeto con forma de pene que le permite convertirse en adulto.
¿Es Aladín un cuento sobre hacerse mayor? Es divertido, porque a veces parece que la lámpara es un pene y otras veces un útero. Es como si fuera un poco ambas cosas. Además, la raíz de la palabra genio está en otras palabras como génesis o generar, así que el genio al final es otra parte de la personalidad de Aladín, la que le da permiso para madurar. Para mí la de Aladín es una historia sobre pasar a la vida adulta, es un chico que se vuelve un hombre, al fin y al cabo. Y me gusta la parte de la historia de amor, porque Aladín pone por delante el entregar su amor a la princesa antes que las cosas materiales que le ofrece la lámpara.
Teniendo un alto componente autobiográfico, ¿cómo hiciste para encajar tu propia historia dentro de una ya conocida? Escribí la película mientras conocía a la que hoy es mi mujer, que acabó produciéndola. Así que la historia de amor de la peli es en realidad la nuestra. Los votos matrimoniales del final son en realidad los nuestros.
¿Tenías claro desde el principio que tenías que hacer tú el papel protagonista? En algún momento lo pensé, porque el personaje es básicamente yo. Pero no estaba convencido al cien por cien, así que pregunté a muchos actores y todos me dijeron que no, nadie quería ser Aladín. Yo era la persona más famosa que se veía capaz de hacer el papel, así que tuve que hacerlo.
¿Y fue fácil dirigir y actuar a la vez? Para mí fue todo un desafío. No me gustaría volverlo a hacer, de todos modos. Tuve que confiar mucho en el ayudante de dirección y en el editor, y cuando digo mucho es mucho. En muchas escenas tenían que dirigir ellos porque yo estaba tan metido en la interpretación y en el diseño de los escenarios que no podía con todo. En cierto modo el problema estaba en que nadie más que yo sabía de qué iba la película, estaba todo en mi cabeza. Así que todo el mundo me preguntaba constantemente sobre cuál era el siguiente paso porque no tenían ni idea de qué iba la cosa. En definitiva, fue bastante duro dirigir y actuar a la vez. A veces siento que el personaje de Aladín es la voz de la razón, alguien con sentimientos reales que está rodeado de una pandilla de lunáticos.
Parece que la grabación fue más una fiesta que un trabajo de verdad. Fue un poco una fiesta. Lo grabamos todo en una almacén y aquello parecía una especie de campamento de verano. Mi oferta era la siguiente: “si quieres pasar el verano dentro de una película de dibujos animados con actores reales, ven a nuestro almacén de Brooklyn”. Creo que sonaba muy tentador, y mucha gente vino por eso. Conseguí un fantástico elenco que no veían la película como algo normal. Yo tampoco me comportaba como un director, simplemente les enseñaba el guión y les decía dónde podrían encajar mejor. Era más como un proyecto creativo dentro de una comunidad artística. Y todo el mundo lo hizo gratis. Además ahora cualquiera puede ver la peli, está en YouTube. La subí hace un par de semanas, y tiene subtítulos en español. Pon ésto para que se entere todo el mundo.
¿Se grabó todo como estaba en el guión o hubo improvisación? Por supuesto que hay mucha improvisación, sobre todo en la parte de algunos actores como Natasha Lyonne o Jack Dishel, que cada vez cambiaban algo. Tampoco sabías nunca lo que Macaulay Culkin tenía pensado. Pero en general la película estaba muy planeada, estuve un año escribiendo el guión y haciendo un storyboard muy completo, con dibujos para cada escena. Al final tardé cuatro años en completarlo todo. Sin embargo, cuando la cámara se ponía a grabar, dejaba a los actores que improvisaran e hicieran lo que sentían en ese momento. Mi manera de escribir es muy particular, cada línea de guión es como el verso de una canción, así que al final la manera de hablar no es la habitual de las películas, es más como si la gente hablase de manera poética. De cualquier manera, yo creo que la gente normalmente piensa de esta manera.
¿Escribiste el guión de la misma manera que escribes canciones? Sí, es exactamente lo mismo. El guión es en realidad como una canción muy larga. Es como una excusa para hacer que la gente se reúna a escuchar una canción de ochenta minutos.
¿Funcionan la película y el disco de la banda sonora de manera independiente? Creo que el disco se puede escuchar de manera totalmente independiente, como si fuera el último álbum de Adam Green. En cuanto al guión, si lo imprimiera y se lo diese a alguien pensaría que está leyendo un poema surrealista.
La película se desarrolla completamente en escenarios de papier-mâché hechos a mano. ¿Estaba planeado desde el principio? Es curioso, porque cuando estaba de gira por Europa llegué a pensar que las localizaciones de la película deberían estar en sitios concretos, como por ejemplo el palacio de justicia de Roma o una biblioteca muy antigua que hay en Florencia, que era ideal para ser la cueva del genio. Pero mi esposa Yasmine me hizo ver que la película contenía todas las piezas de una obra de arte y me apoyó para ir en esa dirección. Así que la cosa cambió, y al final me di cuenta de que debía dibujar todo porque de esa manera conseguiría crear la idea de que la película es otra dimensión. Todo mi trabajo como artista es intentar que la gente sienta que ha entrado en otra dimensión, si lo consigo para mí es suficiente.
Al final has creado un universo completo. Incluso con los sonidos. La película está doblada para que todo lo que se oye parezca que proviene de otro lugar, como en la películas de Fellini. Es casi como una película extranjera incluso para los angloparlantes. Quería que pareciese una cápsula proveniente de otro universo.
El diseño es muy psicodélico. ¿Alguna inspiración en particular? No sabría decir, la verdad. (Piensa) Jean Dubuffet, por ejemplo. Estuve en una sala del Centro Pompidou diseñada por él que podría considerar como mi mayor inspiración, porque vi todo su trabajo escultórico y me di cuenta de que las esculturas podían parecer dibujos. Y esa es una de las premisas detrás del mundo de Aladdin, ser un dibujo en 3D.
Todo este trabajo manual choca con la idea de sociedad hiper tecnológica que tiene la película. Esa es parte de la ironía que contiene. Es una película hecha a mano sobre la tecnología. Creo que en cierta manera tiene mucho que ver con la idea de que Aladín se aferra a las relaciones humanas en medio de toda una tormenta tecnológica. Se supone que la película tiene que enseñar que hay algo esencial en lo humano.
Un proyecto tan largo como éste, ¿cómo ha afectado a tu vida personal? Yasmine es la persona más inteligente que he conocido en toda mi vida. Me ayudó mucho a enfocar la película, conseguimos tener una visión de futuro colectiva. Estamos muy unidos y tenemos la necesidad de hacer proyectos creativos juntos.
¿Crees que Aladdin es tu obra maestra? Creo que por primera vez en mi vida que tengo la sensación de haber hecho una obra de arte de primer nivel. No puedes hacer muchos proyectos de cuatro años a lo largo de tu vida. Incluso si haces uno detrás de otro no puedes hacer más de ocho. Así que siento que esto es algo muy importante, una súper obra de arte donde he volcado todo lo que sé.
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‘Adam Green’s Aladdin’ se podrá disfrutar en las siguientes ciudades:
– Barcelona: 14 de noviembre, Sala Barts. (Entradas en Ticketmaster, Atrápalo y Sala Barts)
– Zaragoza: 16 de noviembre, Las Armas. (Entradas en la sala)
– Madrid: 17 de noviembre, Teatro Nuevo Apolo. (Entradas Ticketea, Ticketmaster, entradas.com, atrápalo y la sala)
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