El dúo electrónico, ya con la cantante Edith Frances sustituyendo a Alice Glass, publica su cuarto trabajo, “Amnesty (I)”, a través de Fiction/Caroline (Music As Usual)
Quizás el tiempo transcurrido desde la despedida de Alice Glass, como segunda mitad del bloque original de Crystal Castles, haya sido oscuro y quebrado. Las separaciones nunca son agradables. Sin embargo, se detalla con este Amnesty (I) que el alma que un día nació bajo los tejados de estos “castillos de cristal” se mantiene intacta.
Y no es que no se eche de menos a la robótica punki de cabello multicolor, es que Ethan Kath -la otra mitad- ha sabido hacerlo bien tras la marcha de su antigua cómplice. Ahora se hace acompañar de Edith Frances, la nueva encargada de poner voz a la lírica -a veces quebrada y otras desafiante- de los temas del recién estrenado dúo; y aunque es obvio el cambio, no asusta, se asume con naturalidad y, lo que es más importante, con credibilidad.
Publicado el pasado 19 de Agosto, este álbum simboliza el principio de una nueva era en Crystal Castles, pero al mismo tiempo ahonda en la certeza de que, a pesar del trasiego interno, el concepto, el sonido y la imaginería siguen siendo los mismos. Y se agradece. Es cierto que, posiblemente, la apuesta por el trip hop asoma con más frecuencia a lo largo y ancho de los doce temas que conforman Amnesty (I); en “Femen” que abre el disco, “Sadist” y la popera “Kept” se ve claro. Pero las melodías sintéticas, el gusto por la distorsión embriagadora, por el noise loco y las atmósferas desconcertantes siguen estando ahí. Y también se agradece.
Destacan por encima de todas las composiciones de este cuarto trabajo, aquellas en las que se respira cierto halo espiritual y una mística que roza el romanticismo gótico. Por eso, en unas letras que se codean con la muerte e inciden en la tristeza, en la soledad y en las cavidades más sensibles del alma, el toque post industrial y post apocalíptico las convierte en pasajes maestros. Es el caso de “Fleece”, “Enth” o “Chloroform”. La tríada excepcional de Amnesty (I).
A modo de presentación, Edith Frances se lanza a la virguería vocal y nos deleita con acierto con sus habilidades al micrófono. De ahí que la veamos cándida y tierna en fragmentos de “Frail”, fantasmagórica en “Concrete” y adhesiva y penetrante en “Char”, el carismático single del álbum que juega a los agudos y a los graves con posos de melancolía.
Por su parte, la anarquía sonora pero estudiada de “Ornament” y el tormento de “Teach her how to hunt” sitúan de nuevo a los Crystal Castles de Amnesty (I) en lo más alto de una electrónica experimental, capaz de bajar a la Tierra por democrática, asumible y visceral. Un grado de synthpop ya reconocible en ellos, que se embarca fácilmente en el extremo colorín del pop electrónico y en el de la complejidad digital, con una solvencia encantadora y adictiva.