Vida Festival: la consolidación

Tres años ha tardado solamente el Vida Festival en convertirse en una fecha señaladísima del calendario festivalero patrio

La larga cola que la tarde del pasado viernes había en las cercanías de la Masia d’en Cabanyes para entrar evidenciaba el por qué se habían agotado los abonos días antes. Pero no hubo motivos para que cundiera el pánico: por mucha cola que hubiera fuera, el festival por dentro volvía a ser uno de los más cómodos para el público. Sin masificaciones ni necesidad de desesperarse en las barras para pedir la copa de rigor, el Vida Festival sigue manteniendo esa magia que te hace perderte encantado por su bosque y quedarte embelesado con los pequeños detalles decorativos que te encuentras cada dos pasos. Nada más entrar Kiko Veneno se estaba dando su particular baño de masas repasando lo mejor de su repertorio y hasta marcándose una versión de “La Leyenda del Tiempo” de Camarón antes de que The New Raemon hiciera lo propio vestido de traje para la ocasión. Equilibrando a la perfección su yo más folk con su careta más eléctrica, el anochecer supo a gloria bendita gracias a temas como “La Cafetera” o “Lo Bello y lo Bestia”.

Vida Festival: la consolidación

The New Raemon. Foto: Christian Bertrand

Villagers, por su parte, también dejaron muy buen sabor de boca en el escenario La Masia, uno de los dos principales. Yendo de menos a más (Conor J. O’Brien se guardó para los minutos finales el repertorio más vigoroso de su discografía como “Little Bigott”), calentaron el terreno para que después Manel desplegaran toda su artillería en un concierto que sonoramente fue impecable. Jugaban en casa, sí, pero contra pronóstico las canciones de su último “Jo Competeixo” cuajaron muy bien, del mismo modo que las versiones más acordes con su nuevo sonido más bailongo de temas previos de su discografía como “Ai, Dolors”. Tras los catalanes, Unknown Mortal Orchestra demostraron por qué son una de las bandas más de moda. A pesar de que se centraron en su último “Multi-Love”, un entregadísimo Ruban Nielson bajó al foso para mezclarse con el público y ponerlo todo patas arriba durante “Stage or Screen”. Quién se aburriera con ellos es porque quiso.

Vida Festival: la consolidación

Villagers. Foto: Christian Bertrand

Wilco puede que lleven años sin editar un álbum que realmente haga justicia a su legado, pero ninguna de las veces que uno les ha podido ver han defraudado. Y en esta ocasión, tampoco. Jeff Tweedy y sus secuaces intercalaron lo más decente de su “Star Wars” con esos himnos que nunca pueden faltar en su setlist (mención especial merecen siempre “Via Chicago”, ese riff esencial de “Impossible Germany” y “I’m a Wheel”, que cerró a modo de bis). Triángulo de Amor Bizarro rugieron minutos después demostrando que son una de las bandas más sólidas de nuestro país al igual que Delorean, quienes junto a Guille Milkyway (que volverá a estar el año que viene en el festival, ya que la primera confirmación del 2017 corresponde a La Casa Azul) pusieron la guinda bailonga a una primera jornada en la que, sorprendentemente, ningún artista flaqueó sobre el escenario.

Vida Festival: la consolidación

La Daurada. Foto: Ray Molinari

Ya el sábado, El Niño de Elche salió en volandas con un concierto de esos que calan hondo, muy hondo. Volviéndose completamente loco en “Nadie Me Conoce” y dedicando “Miénteme” al falso sorpasso de Pablo Iglesias y los suyos, se despidió del público deseando que todos folláramos en el bosque del festival. Precisamente ahí Basia Baluat, cual ninfa, lució su preciosa voz sin prácticamente adornos. Prescindiendo de la percusión, quien esto escribe se queda con el mágico momento que protagonizó cuando reivindicó a Serrat entonando “Tu Nombre Me Sabe a Hierba”.

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The Divine Comedy. Foto: Mika Kirsi

The Divine Comedy, con Neil Tennant a la cabeza, no sólo repasaron buena parte de su repertorio más destacado para la ocasión, sino que también nos avanzaron algunas piezas de ese “Foreverland” que no podremos escuchar en condiciones hasta septiembre. Sin embargo, a esas horas (prácticamente a las once de la noche) el cuerpo pedía algo más de energía y, gracias a los astros, ahí estaban Odio París. Los catalanes son una auténtica apisonadora en vivo y dejaron encantados a todos aquellos que optaron por ellos en vez de por The Divine Comedy.

Vida Festival: la consolidación

Kula Shaker. Foto: Ray Molinari

Kula Shaker ya no son lo que eran y la verdad es que me aburrieron soberanamente hasta que, ya en la recta final, se marcaron “Hush” y “Hey Dude”. Lindstrøm, asimismo, se hizo algo lineal con su propuesta cosmic-disco, por lo que muchos fueron los que se adentraron en el bosque para disfrutar de la verbena de Joe Crepúsculo. El espacio se le quedó pequeño al Crepus, por lo que espero que en próximas ediciones toque en el escenario principal. Bien lo merece. El punto y final lo pusieron 2manydjs con una sesión que, a pesar de arrancar con la fuerza de un tsunami, fue apagándose a mitad de su set. La verdad es que no tenían el día, pero a pesar de ese final algo agridulce protagonizado por los belgas el balance de este Vida Festival ha sido más que positivo. Sólo esperamos que el año que viene mantenga su espíritu y, sobre todo, prescinda de cualquier atisbo de masificación. Así sí que da gusto disfrutar de un festival. #absolutnights