Cinco nuevas canciones del cuarteto madrileño con las que abren la puerta a nuevos parajes
No es que sea difícil escapar a una etiqueta. Sencillamente se trata de que cada cual es como es y la fidelidad a uno mismo también tiene premio. Esto no exime de la experimentación , la aventura o las ganas de correr ciertos riesgos para demostrar hasta dónde se puede llegar; pero si todas estas salidas de tiesto llegan de la mano de una naturaleza arraigada e inconfundible, es cuando tenemos delante un proyecto con personalidad y contundencia. El de Trajano! es uno de ellos, en esa demostración constante de un carácter genuino, pero con la capacidad de travestirse en tantas formas como ellos quieran y, además, victoriosos.
A Lois Brea, Álvaro Naive, Carlos Mun y Álvaro G., hijos sónicos de la corriente más oscura de finales de los 70 y primeros 80, les empezó a cansar la eterna comparación con referentes como Joy Division o Chameleons cuando salieron a la luz sus primeros EP’s y su, hasta la fecha, único álbum de estudio, Antroplogía (2014). Y aunque les hemos visto desenfundar en directo, y en sus últimos singles publicados, todas las artes posibles de la nueva ola y la cold wave, les es imposible alejarse de la categoría after punk porque es – y que me perdonen- donde inevitablemente radica su esencia. Que ahora con su nuevo EP, Rubí, volvamos a verles intentando huir de la dichosa categoría, y pongan sobre la mesa su cara más electropop (“Àrpad descansa”), o la más étnica (“Ven a mí”), la voz de barítono de Lois Brea y la base instrumental nos recuerdan una y otra vez quiénes son y de dónde vienen. Porque el “a dónde van”, ya se irán encargando ellos de ir matizándolo en cada trabajo al que vayan dando forma con las pertinentes intenciones, aunque han de saber que si hay algo de lo que es complicado, o casi imposible, huir es de los orígenes.
Cierto es que con las cinco nuevas canciones de Rubí, vemos a Trajano! brillar de otro modo. Ya no se acomodan en la gama de grises hasta asentarse en el negro, ahora juegan multicolor con toda la paleta cromática y el tema homónimo, tercer corte del EP, así lo refleja. Se nota, por tanto, la mano de Guille Mostaza en la producción, cuya labor ha sido compartida con la banda. Quizás la nota discordante, pero no desacertada y totalmente tahúr de ese giro en su sonido hacia nuevos prismas y percepciones, sea “Chicas en la ciudad”. Divertida por diferente, cinemática, y de una lucidez asombrosa en lírica, melodía y armonía que nos traslada al pop setentero de guateque y reproductor de vinilos. Lois no abandona los ecos de bóveda de su tono, pero esta vez los reviste de gestos vocales sexys que sobreviven en el agradable caos instrumental de la composición. Sí, caos, entropía, y una apuesta por el desconcierto atmosférico que muestran tajante en los últimos segundos de esta misma canción, así como en toda la base de “Cristales”, en la que se desfogan a gusto y nos detallan el aroma experimental al que huele todo el EP. Esta vez Lois sí que suena pop.
No pasa por alto cierto acercamiento a la psicodelia y la distorsión alucinógena. Una inclinación constante llevada hasta la electrónica en sonido y hasta Kafka en concepto, en unas letras que hablan de conquistadores húngaros, de consejos sociales y conclusiones personales en paisajes urbanos nocturnos y también diurnos. Porque ahora, como ya hemos visto, Trajano! son más amigos de la luz y no tan “fríos como un rubí”.