La banda pamplonesa regresa con su segundo álbum de estudio, “Olivia”, producido por Paco Loco
Dos años después de aquel infatigable Sangre Pop, con el que cuestionaron la luminosidad de las tinieblas y lo siniestro del resplandor, Tremenda Trementina han vuelto con un nuevo disco en femenino. Se titula Olivia, como el quinto corte del álbum, posiblemente la pieza angular del tracklist en la que el sonido experimental se alía a la dulce voz de Adriana de la Fuente. Un corte de propósito pop electrónico, el mismo que anida en todo el trabajo, pero que rezuma aires discotequeros, algo de funk e influencias de los variopintos ochenta. Por eso, encontrar temas como “Lo mejor” con una melodía brillante, punteo de guitarra ágil e intenciones post punk no choca frontalmente con pasajes más turbios como “Flores”, donde hasta estas “miran al suelo”. En los ochenta convivieron en armonía multitud de géneros y subgéneros, luces y sombras, pop de baile y post punk industrial; y Tremenda Trementina se han empeñado en rescatar lo mejor de todos ellos para unirlos en una única propuesta, la suya. Mentar sentencias como “absurdas teorías de muertos en vida”, pero con una sonrisa y una frescura multicolor, es la clave de la banda liderada por Adriana y Pablo Villafranca.
Producido por Paco Loco, este álbum absorbe las bases integrales del electropop que escupe ternura, al mismo tiempo que vacila en un estado de dream onírico muy cercano a los últimos años del punk de sintes y el rock de la calle. Y aunque “Misterio” es el tema que aúna a la perfección estas tramas, lo cierto es que se trata del instinto de Olivia al completo. Amores, desamores, los síntomas de estos y sus consecuencias lucen tenebrosos y espirales en “Quien vive dentro de mí”. Un tema en el que a la voz de Adriana le acompaña esta vez la de Leo de Nudozurdo, en una concepción hipnótica y oscura, de distorsiones que se contienen y enredan en un estado letárgico más que interesante. Del mismo modo, pero rozando la psicodelia electrónica, aparece “Piel única” a dos voces. Del entramado rock destacan por encima de todas estas nuevas canciones “Anfetaminas” – pegajosa, demente y letal, que se adhiere a nuestras cabezas con voces lejanas-, y “El final”, el corte que cierra el disco. Entre ellas queda “Las dos”, un medio tempo vocal crudo en lírica y fantasmagórico en instrumental, que juega al desconcierto sintético mientras Adriana canta suave y serena “somos dos cuerpos en esta habitación…”.
En su día y con su anterior álbum Tremenda Trementina fueron reconocidos como Mejor Grupo Revelación por algunos medios especializados. Esta vez, con su segundo larga duración entre manos, aunque ya no estamos ante ningún descubrimiento sí asistimos al asentamiento de una propuesta que podría parece inverosímil pero que ellos bordan con soltura. Contradicciones sonoras que se revuelven en el frío y en el calor de igual modo y que nos invitan a “soñar despiertos”, como ellos mismos profesan en “Solo”, la segunda canción de este Olivia que sabe a dulce delirio.