Llega a nuestros cines Assassin’s Creed, adaptación del videojuego homónimo protagonizada por Michael Fassbender que todos los gamers esperan como agua de mayo. Repasamos por orden cronológico quince de los cartuchos más famosos que han llegado hasta la gran pantalla con mayor o (en muchos casos) peor fortuna:
Super Mario Bros. (1993). Uno de los primeros en saltar al cine fue el icono de Nintendo, que ya había pasado por televisión con un serial animado que abría y cerraba con estos hermanos fontaneros encarnados también en carne y hueso. Dennis Hopper haciendo del malvado reptil Koopa con look mafioso fue suficiente para advertir el desastre.
Double Dragon (1994). Sí, este hito arcade en el que gastaste a dobles más de una paga semanal a finales de los ochenta tuvo también una tardía e infumable película a mediados de los noventa. Una de las peores adaptaciones de la historia del videojuego donde encontrábamos como malo al bueno de Robert Patrick (Terminator 2, Expediente X).
Street Fighter (1994). La secuela de este popular juego de lucha derritió tantas retinas que hasta el mismísimo Jean-Claude Van Damme se subió al carro de la peli. Inexplicablemente, en 2009 contó con un spin-off de Chun-Li protagonizado por Kristin Kreuk (Smallville) que no tuvo mayor fortuna. Las versiones en anime cuajan bastante mejor.
Mortal Kombat (1995). Inevitable era que se adaptase también el principal rival del Street Fighter en los recreativos, cuyo realismo y nivel de gore calaron hondo entre los preadolescentes. A las órdenes de Paul W. S. Anderson, el ‘inmortal’ Christopher Lambert se ponía el kimono de Raiden en esta cinta a la que siguieron una secuela (Mortal Kombat: Aniquilation, 1997) y cuatro seriales.
Tomb Raider (2001). Angelina Jolie consiguió llevarse el gato al agua e interpretar a Lara Croft en sus dos películas de live action (la segunda parte, La cuna de la vida, vino dos años después), cuya tercera entrega nunca llegó. Acción, curvas y poco más en estas aventuras de la arqueóloga más famosa de las consolas.
Resident Evil (2002). La franquicia capitaneada por Milla Jovovich se despide en Resident Evil: Capítulo final, que se estrenará en nuestros cines el próximo 3 de febrero, una vez más de la mano de Paul W. S. Anderson (director, productor de toda la saga y marido de la protagonista en la vida real). Un total de seis entregas totalmente irregulares donde Alice ha conseguido permanecer impoluta sin parar de matar zombis.
House of the dead (2003). Toca hablar del alemán Uwe Boll, considerado por muchos como el ‘Ed Wood de los videojuegos’, ya que desde este título arrancaría toda una carrera de destrozos: Alone in the dark (2005), BloodRayne (2005), En el Nombre del Rey (2007), Postal (2007), Far Cry (2008)… Este año ha anunciado que se retira.
Doom (2005). Bajo la coletilla de La puerta del infierno, y con Dwayne Johnson al frente, llegaba el film de este juego que, al igual que en las consolas, rebosaba violencia y sangre, aunque no llovió a gusto de todos: fue catalogado como ‘R’ (no recomendada para menores de 17) en EE.UU. a pesar de quitar 8 minutos (que se insertaron luego en su edición doméstica) y a los gamers acérrimos les pareció flojo.
Silent Hill (2006). Visto el éxito de Resident Evil, desde Konami se animaron a llevar al cine su particular plato fuerte de survival horror. No fue ningún hito cinematográfico, pero no está nada mal en comparación a su bochornosa secuela (Sillent Hill: Revelation 3D, 2012, con Jon Nieve en el ajo), cuyo fiasco tiró por la borda los planes para la tercera entrega.
DOA: Dead Or Alive (2006). El cartucho de lucha de Tecmo supuso una nueva cinta de poses y coreografías sin ningún valor cinematográfico, culpa de Corey Yuen en la dirección y Devon Aoki, Holly Balance y Jaime Pressly enseñando carnaza al frente del reparto.
Hitman (2007). El Agente 47 fue encarnado para la ocasión por Timothy Olyphant (Deadwood), que consiguió salvar los muebles lo suficiente en taquilla como para que se llegase a hablar de una secuela que finalmente llegó como reboot en 2015: Hitman: Agent 47, encarnado esta vez por Rupert Friend (Homeland).
Max Payne (2008). Mark Wahlberg engrosaría su carpeta de cintas de acción con esta adaptación que, sin llegar a ser una buena película, consiguió estar por encima de la media (cosa fácil, teniendo en cuenta los precedentes) y recuperar su inversión en taquilla.
Prince of Persia (2010). Puede la mejor adaptación de un videojuego hasta el momento, lo cual no significa que sea buena. Jake Gyllenhaal protagonizó esta cinta que llegó prometiendo secuelas que, una vez más, se fueron al garete tras los resultados de la taquilla.
Need for speed (2014). Cuando acabó Breaking Bad todos estuvimos muy atentos para seguirles los pasos a sus protagonistas. Aaron Paul (Pinkman) no estuvo muy atinado al elegir este título que, al adaptar un juego de carreras de coches, dio lo que podía dar: mucho ruido y pocas nueces.
Warcraft (2016). Con el subtítulo de El origen nos llegaba la primera parte de esta ambiciosa trilogía. El hijo de David Bowie, Duncan Jones, se atrevió a llevar al cine el videojuego más importante de los últimos tiempos dejando a crítica y público bastante fríos con el resultado. Para bien o para mal, las otras dos partes parecen no correr peligro.
Assassin’s Creed (2016). La adaptación llega por todo lo alto, con un reparto de lujo (Michael Fassbender, Marion Cotillard, Jeremy Irons y el español Javier Gutiérrez haciendo de Torquemada) que defenderá lo mejor que pueda las aventuras de esta hermandad secreta de asesinos ambientada en dos líneas temporales: la actual y la de la Inquisición Española.